Con goles de Palavecino, Álvarez y un doblete de Braian Romero, River se impuso por 4-0 y consiguió el primer torneo local con Marcelo Gallardo.
River ganó, gustó, goleó y se consagró campeón de la manera en la que marca toda su historia: fiel a su ADN, con el fútbol como bandera. Así, no dejó dudas en el Monumental frente a Racing y se lo llevó por delante con un contundente 4-0 para levantar el título 37 de Primera División.
Con los goles de Agustín Palavecino, Julián Álvarez y Braian Romero en dos oportunidades, el Millonario se consagró en un campeonato en el que demostró un nivel absolutamente superior a sus rivales. Con los doce puntos de ventaja sobre sus perseguidores a falta de tres juegos, ganó el trofeo y así Marcelo Gallardo alcanzó su decimotercera coronación con el club, la primera en un torneo local.
River empezó enceguecido y acelerado en su afán de salir a buscar el partido. Ansioso con gritar campeón antes de ganar. Y eso le costó un arranque algo bloqueado e incómodo que le sirvió a Racing para ordenarse y tener algunas chances claras. Sin embargo, con el correr de los minutos, el equipo de Gallardo se fue destrabando y ejerció el protagonismo.
En esos primeros instantes bisagras del Millonario, el conjunto de Gago pudo haberse puesto en ventaja tras un error de Paulo Díaz, que perdió la pelota dentro del área tras la presión de Enzo Copetti, pero Franco Armani, una vez más, se vistió de héroe para taparle el disparo al delantero e impedir que la fiesta se ahogue temprano.
Pero inevitablemente para la Academia, River pasó a ser el dueño del partido y, después de dos posibilidades que desperdició Braian Romero, con un latigazo en el área que atajó Arias y otro tiro desde afuera, se desató el alarido de los hinchas riverplatenses.
A los 31 minutos, Enzo Fernández se la llevó por la izquierda tras una salida a destiempo de Iván Pillud, trasladó hacia la puerta del área y desde atrás, tratando de quitarla, el lateral de Racing la punteó y dejó habilitado a Palavecino, que con un toque de primera la mandó a la red por entre las piernas de Gabriel Arias.
Para el segundo tiempo, con un funcionamiento ya afianzado, la Banda aseguró el campeonato con un gol tempranero del infalible Julián Álvarez, que la colocó junto al palo luego de que el cuero le quede servido dentro del área tras ser interceptado un intento de disparo de Palavecino.
El trámite lo encaminó Braian Romero a los 67 minutos por medio de una productiva conexión entre Palavecino, la figura de la noche, y Álvarez. El ex Platense soltó hacia la izquierda por el carril central y Romero, que jugueteaba con el gol ya desde el arranque, venció los guantes de Arias para el 3-0.
El príncipe del área, Romero, también fue el que liquidó el pleito. Desde una posición similar a la de su primer tanto, recibió por parte de Carrascal, quien había recuperado y controlado con su clase característica y se la cedió a Braian. Con el pie abierto, el atacante la arrinconó y decretó el 4-0 fatal.
Un campeón con todas las letras. Despejó cualquier tipo de adversidad que se le presentó, superó ampliamente a sus competidores, fue de menor a mayor en su rendimiento y lo explotó a fondo en el segundo tramo del torneo, con una serie de 17 partidos sin perder, para no dejar dudas de que es el justo ganador de la Liga Profesional.