Como en muchas comunidades mbya guaraní de la provincia, en Guapo’y, ubicada en Puerto Libertad, la situación es desfavorable, así lo cuenta Elías Sayas, de 19 años, que junto con su esposa Renata, son padres de Rita, una beba que nació prematura con cinco meses de gestación y una salud muy frágil, después fue operada del corazón, y se recupera lentamente.
Preocupados por el estado de salud de su hija, para la que necesitan una vivienda digna, recurrieron al diputado Martín Sereno, del Partido Agrario y Social (PAyS), dado que viven «de prestado. La nena ya cumplió un año y siguen esperando un techo saludable que el Estado le niega, así como también niega al joven matrimonio, los traslados en ambulancia para que la beba reciba los controles mensuales», señaló el legislador, que ya inició gestiones para ayudar a las familias.
Elías Sayas, mantiene la esperanza de que la niña se recupere, «es un milagro que sobrevivido siendo prematura», dice, pero requiere de algunas necesidades y cuidados especiales.
«Dentro de las recomendaciones médicas está contar con una casa en condiciones habitables, con un piso que no sea de tierra, con un techo que no llueva, un baño instalado, la luz para conservar los remedios y la leche en la heladera, pero hasta ahora nada de eso ocurre. Estamos viviendo algun tiempo en lo de mi suegro, y otras veces alquilamos alguna pieza en otro lado, reclamando los traslados para mi beba, y como no nos resuelven, nos movemos en colectivo, sentimos una desatención total tanto del municipio como de la provincia», indica.
Necesitan una casa saludable para su hija
Tanto Sayas como su esposa, se quejan de que hace más de un año están peleando por una vivienda, hicieron los papeles con el Iprodha, les prometieron que le iban a conseguir lo antes posible para que se ubique junto a su familia, porque «nuestra hija necesita atención especial debido a que nació prematura, con apenas cinco meses de embarazo. Estuvo internada cuatro meses en Posadas y seis meses en Eldorado», relató Elías, que no tiene trabajo fijo para poder sostener a su familia.
Su suegro lo ayudó con la compra de algunos ladrillos, para construir una casa y no tuvieran que alquilar, «pero nos está costando conseguir el resto de los materiales. Le pido a la gente que nos ayude, y a los de Iprodha por lo menos que cumplan en levantar un baño instalado, o que rellenen la casa con machimbre», pidió.
«Mi hija Rita tiene un año, cuando nació estuvimos viviendo cuatro meses en el Servicio de Neonatología, después nos dieron el alta, y al mes la operaron y tuvo seis meses de posoperatorio. Tenemos un certificado de discapacidad, y los médicos nos dijeron que ella debe vivir en una casa en condiciones, pero hace un año que esperamos que el Iprodha cumpla con lo prometido», contó la joven madre.
Sin ingresos, con luz precaria y sin leche
La beba necesita controles una vez al mes, pero por las falencias del traslado se les complica, a pesar de ellos mismos cuentan que en la Zona Norte hay tres móviles. «Una sola vez cumplieron, y nos avisaron que tampoco le podían conseguir más la leche maternizada, por suerte la doctora de Neonatología se apiadó y nos envió cinco cajas para que la beba pueda alimentarse».
El tema de la energía eléctrica también es un problema porque están todos colgados de un poste que apenas da para los focos.
No alcanza para la heladera, y nos resulta muy difícil conservar la comida, los remedios y la leche. Necesitamos ayuda de los gobernantes porque se trata de la salud de nuestra hija, nosotros nos podemos arreglar de cualquier manera, pero ella está en una situación delicada», insistieron los padres.
La niña al tener un certificado de discapacidad, deberían estar cobrando la pensión que le corresponde. El único ingreso que tienen es la Asignación Universal por Hijo que recién hace pocas semana pudieron hacer los trámites para poder cobrar, todavía no saben cuándo; pero salvo ese beneficio, carecen de ingresos.
Dos chicos discapacitados
Otra problemática que el diputado Sereno encontró en Guapo’y, es el de Salustiano Benítez, 43 años, que vive con su mujer, Isabel, tienen varios hijos, dos de ellos con discapacidades. Obtuvieron el Certificado Único de Discapacidad, y hacen el mismo reclamo que la familia Sayas: falta de atención médica, de seguimientos, de controles. Necesitan la provisión de la leche especial que deberían tomar los chicos.
«Estamos preocupados y tristes con lo que nos está pasando, las cosas son difíciles. Uno cree que por ser aborigen las autoridades de Asuntos Guaraníes o del municipio se podrían ocupar en la atención de nuestras familias; pero no es así, las cosas están un poco quedadas.
Tengo dos chiquitos con discapacidades, ellos necesitan un seguimiento especial de los médicos para que sepamos bien que tratamiento recomiendan. Al más chico, Enrique, hace un año le hicieron los primeros controles en Posadas, los médicos tenían que seguir con eso, y hasta ahora no lo llevaron más. Nos dijeron que le iban a conseguir un changuito de tres ruedas para que pueda estar erguido, para poder pasear; pero aún no se resolvió. Él tiene retraso madurativo, problemas motrices, no puede caminar bien; pero con esos elementos podría por lo menos desarrollarse mejor. Pero hasta ahora mis hijos están olvidados por Salud Pública», lamentó el guaraní.
Necesidad de contar con traslados es una constante
El otro niño con capacidades diferentes se llama Axel; tiene un año y seis meses, tampoco puede manejarse solo y necesita tratamiento y además de la leche especial todos los meses.
«Los médicos de Posadas nos dijeron que él puede digerir bien los alimentos; pero si le damos otra leche, se le complica, tiene problemas intestinales, a veces le damos aceite para que pueda pueda digerir. Él también tiene retraso madurativo y a veces convulsiona, toma un medicamento especial cada doce horas, sin eso no puede estar.
Ese remedio me entregan en el Hospital de Eldorado, y tengo que ir a buscar hasta allá. E otro gran problema es el traslado, los médicos tienen que saber cuántos kilos tiene, si está bien de altura, si va creciendo. Nos cuesta conseguir los turnos y ni hablar un móvil para los traslados», reiteró.
Falencias del Programa de Salud Indígena
Ante la dificultad de no contar con una unidad de traslado, Salustiano y su esposa, tienen que hacer el enorme sacrificio de ir en colectivo con las dos criaturas. A través del diputado del PAyS, pide a los funcionarios del Programa de Salud de Pueblos Indígenas que funciona en el Ministerio de Salud Pública, que «se comprometan y nos manden la movilidad porque sabemos que acá en la Zona Norte tienen tres vehículos, y con ellos podrían trasladar a los chicos sin ningún problema. Se comprometen y después no cumplen, y encima salen a decir públicamente que ayudan a las comunidades guaraníes. El estado de nuestros hijos demuestra que lamentablemente eso es mentira. No hay un verdadero relevamiento en las aldeas».
Benítez coincidió con la familia Sayas en cuanto a la discriminación que sienten por parte del Estado. «No tenemos otro ingreso para que el aporte de la Asignación; el Iprodha debegarantizar la vivienda, el agua, la luz, eso es fundamental. Estamos pidiendo que respeten nuestro derecho al agua potable y la luz eléctrica para que los chicos puedan estar bien».
Reiteraron la denuncia del abandono, e invitaron a las autoridades a que se acerquen a comprobar ellos mismos como están abandonados en la comunidad Guapo’y.