Fernando Murúa, de Posadas, es el ganador N° 62 del Programa IPLyC Social Inclusivo. Como es sordo, fue entrevistado por el equipo de IPLyC Social gracias a la asistencia de una amiga.
“Estoy contento. Tengo CUD porque nací sordo, y tengo problemas de visión. Estaba trabajando en la escuela para sordos cuando me avisaron que gané algo. Mi familia y mis amigos me escribían para felicitarme y yo no entendía qué era lo que pasaba. Después miré el canal Youtube, y entendí. Me puse muy contento porque era la primera vez que ganaba algo”, manifestó el joven.
Añadió que primero “se lo conté a mi novia, a mi familia, a todos. No sabían cómo había ganado, les explique qué fue de manera automática a través del CUD. Estoy muy feliz. Mi objetivo era solo el trabajo, pero esto me encantó, me gusto”. Con el dinero obtenido, Murúa quiere comprar algunos elementos (cámara o tablet) para mejorar las ediciones y los trabajos de diseño gráfico que realiza a fin de reunir información para la comunidad sorda.
“En Argentina hay pocos intérpretes, y es necesario informar cuestiones como las relacionadas al tema del Covid. Ese es mi objetivo para las personas sordas. Son videos editados para Youtube, temas profundos, interesantes, para que la comunidad sorda pueda aprender. Aprendo cosas nuevas, me doy cuenta que puedo avanzar, en ocasiones son días enteros de trabajo.
Tenemos que ayudar con la comunicación. Ayudo a las personas que estudian la carrera y hacen sus prácticas. Papá me dicen pato porque soy como un líder, y las personas me siguen”, explicó quien comenzó a trabajar como adjunto en la carrera de intérprete de lengua de señas que se dicta en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNaM.
Sostuvo que, en Misiones, “hay personas sordo ciegas que sufren barreras con el tema de la comunicación entonces yo los apoyo, es difícil. Pero pueden capacitarse, pueden conocer, aprendiendo lengua de señas, descubriendo. Me siento contento con lo que hago. Quiero ser mediador lingüístico para inculcar confianza en las personas sordas y pueda acompañarlos, ayudarlos, que puedan leer, hacer trámites”.
Comentó que su padre lo obligaba a que leyera y hablara. “Sufrí durante muchísimos años. Papá me preparó un timbre con luz, y de esa manera me doy cuenta que hay alguien en la puerta. También me preparó una cajita de metal en la que pongo el celular y la dejo debajo de la cama, cuando vibra, ayuda a despertarme. Es una cultura diferente a la del oyente”.
Aseguró que “fui cambiando, avanzando, gracias a mi familia. Vivo solo en un alquiler porque soy adulto, es mi derecho y es una manera de decir: sí, se puede. No me gusta que me digan pobrecito. Puedo hacer solo las cosas. Estudio, trabajo, avanzo, viajo solo, estoy acostumbrado”.