La Picada Payeska, de Colonia El Progreso, en la localidad de San Vicente, está poblada por familias agricultoras y luchadoras. Los primeros pobladores, debido a la necesidad de que sus hijos e hijas pudieran ser escolarizados, fundaron hace más de 30 años el Aula Satélite de la Escuela 651, en el que actualmente estudian más de 40 alumnos y alumnas.
Fue construida con maderas, y con el tiempo la edificación tuvo grandes deterioros que los padres trataban de solucionar apuntalando los pilares porque corría riesgo de derrumbarse.
Ante esto, organizaron una comisión en defensa de la escuela y comenzaron a reclamar la construcción de un nuevo edificio, acompañados por el director Mario Rodríguez y la maestra Mónica Timchuk.
Durante varios años enviaron notas a las autoridades del Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (Iprodha), al Consejo General de Educación (CGE), y a la Dirección de Enseñanza de EGB y Regímenes Especiales, que prometían ocuparse; pero sin obtener resultados.
Como parte de las gestiones, hace dos años la comunidad trasladó su preocupación al diputado Martín Sereno, del Bloque Parlamentario Tierra, Techo y Trabajo, a través del referente del Movimiento Evita de San Vicente, Javier Bres.
Sereno tomó el reclamo de la comunidad como propio, elaboró proyectos legislativos y expuso la necesidad de solución urgente, realizó gestiones con el Ministerio de Educación, y finalmente hubo respuestas positivas que se traducen en la construcción que avanza para felicidad de las familias agricultoras.
Logros de la lucha colectiva
El edificio escolar de la Escuela 651, Aula Satélite 1 de San Vicente que se inició en mayo de este año, se realiza con fondos nacionales y provinciales, y según indica el cartel de obra, se trata de la sustitución del establecimiento precario, cuya construcción que demandará un año, incluye dos aulas para el Nivel Primario, una sala de Nivel Inicial, biblioteca, sala de administración para la dirección, patio de juegos, y servicios sanitarios.
«Estamos felices por este logro de la lucha histórica que llevó adelante la comunidad organizada de Picada Payeska, y hoy la construcción de una nueva escuela ya es realidad. Sabemos el enorme esfuerzo y compromiso de las familias de pioneros que batallaron durante 20 años, cuando comenzó a deteriorarse el Aula Satélite», expresó el diputado de TTT.
Desde su espacio político acompañaron la lucha e insistieron con las gestiones en el último tiempo «para garantizar el acceso a la educación, porque la escuelita construida originalmente por los pobladores, ya había cumplido su ciclo y literalmente se estaba cayendo a pedazos. Esta pelea colectiva finalmente tuvo sus frutos. Recorrimos el predio y pudimos ver el avance de las obras de lo que será una amplio edificio escolar que permitirá que los niños y niñas puedan disfrutar del aprendizaje en un lugar agradable y seguro sin tener miedo al derrumbe», resaltó el legislador.
Futuro educativo en una escuela segura
Los productores Miguel «Lito» Hackbartt y Héctor Schaffer son dos de los pioneros que ayudaron a crear el hoy vetusto Aula Satélite de Picada Payeska.
«Estamos muy felices de esta conquista después de casi 35 años que vivimos acá. Esto significa solucionar el futuro educativo para nuestros hijos y nietos. Fueron muchos años de espera, escuchando promesas, y por fin se hizo realidad nuestro sueño. Yo tengo cuatro hijos, dos estudiaron en la escuelita vieja, y a los otros dos les tocará la nueva», indicó Héctor.
Tanto él como Miguel recordaron que construyeron el Aula Satélite a pulmón, con las maderas y materiales que tenían a su alcance. «En un momento tuvimos que pedir un crédito para hacer el techo. Después, pasados algunos años nos organizamos entre muchos colonos y armamos una comisión para pedir la construcción de una nueva escuela. Tuvimos muchas promesas, trámites, dolores de cabeza por no ser tenidos en cuenta, y finalmente se concretó. Esto da cuenta que vale la pena luchar cuando es por una causa justa, y reconocemos a los que hoy están más grandes que también tienen historia y que son parte de este milagro para nuestra gurisada que ahora va a estudiar en un lugar seguro y con buena estructura», remarcaron.
«Reconocemos a quienes lucharon con nosotros»
Miguel amplió el reconocimiento al compromiso del diputado Sereno, a quien le expresaron su agradecimiento. «Martín y Javier trabajaron codo a codo con nosotros para lograr esta conquista. Son muchos los funcionarios que nos prometieron y la mayoría se quedó en promesas, y es de buenas personas ser agradecidos. No hacemos política, somos colonos que trabajamos todos los días; pero reconocemos a los políticos que cumplen. Sabíamos que la solución no dependía de la Cámara de Diputados, y sí del Gobierno provincial; pero Martín se puso al hombro nuestra lucha y se involucró, porque si él se quedaba quieto y no luchaba por nosotros, posiblemente todavía estábamos esperando. Por eso le agradecemos en nombre de nuestras familias y de todo el Paraje. Creemos que las luchas tienen sus resultados si contamos con el apoyo de dirigentes que se comprometan con las causas justas», detallaron los agricultores.
Destacaron el orgullo que sienten como padres luchadores. «No sólo por los nuestros, sino por los hijos de todos los vecinos. Empezamos el aula con las primeras maderas sacadas de las chacras, y hoy tenemos la felicidad de ver esta escuela casi lista donde las criaturas podrán estudiar sin pasar frío, ni sufrir las consecuencias de que entre la lluvia por las rendijas y agujeros, con los techos rotos. Ahora cuentan con la escuela que se merecen como todos los misioneros, porque a veces sentimos que el Gobierno se interesa muy poco por los colonos, por nuestros hijos y nietos, como si fuéramos de segunda categoría, y no es así. Somos todos iguales, y nos alegra compartir esta alegría con un diputado que se puso a la par de nuestra lucha que nos llevó 20 años. Si se termina pronto, a lo mejor en el 2023 tengamos la escuela terminada y funcionando con nuestros hijos adentro», señalaron Héctor y “Lito” Hackbartt.
«Hay espacio para que también funcione la secundaria»
Mariela Rodríguez, es madre de algunos alumnos del Aula Satélite de la Picada, y manifestó la misma felicidad que el resto de las familias de Payeska, ante el proceso de construcción del nuevo establecimiento educativo.
Su hija terminó séptimo grado en el aula satélite, una especie de escuelita rancho y ahora otro de sus hijos -si se inaugura para el ciclo lectivo 2023- podrá estudiar en la escuela nueva.
«La otra está ubicada a más de 8 kilómetros, y se dificulta mucho porque a veces no hay colectivos, y cuando llueve, los caminos son intransitables. Esa escuela cuenta con un nivel secundario y es muy difícil que los chicos puedan ir. Es una pena porque muchos podrían seguir estudiando la secundaria si estuviera más cerca», dijo Marcela.
Agregó que el deseo de los padres es que si hay voluntad en las autoridades educativas, en este nuevo edificio que tiene mucho espacio, se pueda implementar el nivel secundario para que más cantidad de chicos y chicas puedan terminar ese ciclo.
«Seguramente cuando se termine, esa será la próxima lucha de nuestra comunidad para que se pueda mover ese tema», sostuvo Marcela.