La soberana se encontraba bajo observación médica en Balmoral, su residencia de verano en Escocia, adonde se dirigieron sus nietos e hijos, incluyendo al príncipe Carlos, de 73 años y heredero del trono.
La reina Isabel II falleció este jueves en Escocia a los 96 años, tras siete décadas como jefa de Estado, la monarca más longeva del Reino Unido, informó esta tarde el Palacio de Buckingham, que más temprano había indicado que los médicos estaban «preocupados por su salud».
«La reina murió en paz en Balmoral esta tarde«, indicó un comunicado.
La Corona pasó ahora a su hijo y heredero Carlos, quien oficialmente fue confirmado como el rey Carlos III.
La muerte de Isabel fue un momento de «la mayor tristeza para mí y para todos los miembros de mi familia», dijo el nuevo rey.
El Palacio de Buckingham sorprendió más temprano a toda la nación cuando comunicó que los médicos estaban «preocupados» por la salud de la soberana y se encontraba bajo observación en Balmoral, su residencia de verano en Escocia.
Apenas se enteraron de la noticia, los cuatro hijos de la reina, Carlos, Andrés, Ana y Eduardo, así como los nietos de la monarca, el príncipe Guillermo y su esposa Catalina, y Enrique y Meghan Markle, se trasladaron a Balmoral.
Después de que se supiera el fallecimiento, una multitud emocionada se congregó ante el Palacio de Buckingham para llorar a su reina.
Las multitudes ya habían comenzado a llegar a las puertas del palacio bajo la lluvia durante toda la tarde, mientras se difundía la noticia de la mala salud de Isabel II.
Tras el anuncio de su muerte, la bandera del palacio se bajó a media asta, hubo lágrimas y muchos seguidores cantaron el himno nacional.
La monarca falleció el mismo día en que la flamante primera ministra, Liz Truss, anunció su plan de ayuda para congelar las facturas de energía en la Cámara de los Comunes.
Truss, quien fue nombrada por la reina hace dos días como primera ministra, la describió como «la piedra sobre la que se construyó la Gran Bretaña moderna».
A partir del fallecimiento se puso en marcha la llamada Operación Puente de Londres, un protocolo secreto planeado hace años con los detalles sobre las primeras horas tras anunciarse el deceso.
Según la Operación Puente de Londres, al fallecer la monarca en la residencia de Balmoral, el responso más inmediato tendría lugar en la catedral de Edimburgo, donde se aplicaría otro protocolo, conocido como Operación Unicornio.
Según anticipó el diario The Guardian, es probable que su ataúd descanse temporalmente en el Palacio de Holyroodhouse.
También se creía que habría una procesión ceremonial a lo largo de la Royal Mile hasta la Catedral de San Giles, donde se esperaba que la familia real asistiera a un servicio antes de un período de reposo de 24 horas, que estaría abierto al público.
Luego, es probable que el ataúd sea trasladado a la estación Waverley de Edimburgo para viajar en el Royal Train durante la noche, llegando a Londres a la mañana siguiente.
Desde allí, sería llevado al Palacio de Buckingham antes de la gran procesión ceremonial en Londres prevista para cinco días más tarde.
La reina dirigió la monarquía a través de tiempos turbulentos, cuando el imperio británico terminó y su lugar en el mundo cambió fundamentalmente.
Fue jefa de Estado del Reino Unido y otros 14 países, incluidos Australia, Canadá y Jamaica.
Le sobreviven sus cuatro hijos, ocho nietos y 12 bisnietos.
Fuente: Télam