Los delincuentes se alzaron con unos 750 millones de pesos en lo que va del año producto de estafas por robo de datos bancarios.
En lo que va del año, más de cinco mil estafas-con el robo de los datos bancarios de las víctimas- se produjeron en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el Conurbano. A un promedio de 150 mil pesos en cada caso, se estima que los delincuentes se alzaron con unos 750 millones de pesos.
La reciente denuncia del ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, en torno a una estafa virtual en la que se lo menciona, reinstaló una problemática para la que parece no haber freno. «CUIDADO: en épocas de estafas bancarias y phishing también hay estafas mediante WhatsApp. En esta oportunidad me tocó a mí. Desde un tel envían mensajes a contactos diciendo que cambié el número de teléfono y que actualicen el mismo», alertó quien también fuera candidato presidencial.
Las cifras que genera esta modalidad delictiva surgieron de una nueva Encuesta Mensual de Inseguridad (E.M.I.), desarrollada por la ONG Defendamos la Argentina con la asistencia del Estudio Miglino y Abogados. «La que menciona Lavagna es solo una de los miles de estafas que se han cometido el último año», dijo Javier Miglino, Experto en Delitos Informáticos y director de Defendamos la Argentina.
«Una persona consulta su saldo por home banking o por cajero automático, o el gerente de una empresa hace lo propio por Interbanking, y se sorprende al detectar que su cuenta bancaria está vacía. El sueldo ya no está o el saldo de la empresa se encuentra en cero. ¿Hubo un error? No. Fue un robo. Una estafa bancaria de las muchas que ocurren a diario. Y todo pudo haberse originado en una visita al cajero automático si el usuario, desprevenido, no tomó ciertas precauciones. O bien si las claves de home banking o interbanking fueron robadas. O luego de la contestación de esos extraños correos electrónicos que habían llegado a la cuenta oficial y sin embargo se respondieron. Todo esto es el primer paso de una larga pesadilla: la estafa a través de cuentas bancarias o cajas de ahorro», recalcó Miglino.
En cuanto a los métodos, indicó: «Hay delincuentes conocidos como pescadores que colocan en las máquinas dispositivos ocultos, casi imperceptibles. Así capturan los datos de las tarjetas de débito y registran las claves ingresadas. La modalidad se llama skimming. Otros se valen simplemente de engaños y cuentos del tío, ya sea en persona -ofreciendo una supuesta ayuda junto al cajero- o por teléfono, para lograr que las personas les revelen de su propia boca las claves que dan acceso a todo su dinero. Sin embargo, si uno está advertido y toma las debidas precauciones, son pocas las chances de convertirse en la próxima víctima», dijo Miglino. La trampa del cartero y la foto
«Cada día son más las consultas que nos llegan sobre carteros que llevan una carta documento, un telegrama o una encomienda y solicitan el documento nacional de identidad. Sin embargo, la sorpresa llega cuando el empleado postal toma una foto con su teléfono celular del DNI; lo cual está prohibidísimo y por sí solo ya es motivo de denuncia. El cartero solo puede leer el DNI y confirmar que es la persona destinataria de la carta, telegrama o paquete. Nunca y en ningún caso puede tomar una foto del documento de identidad. Justamente, una imagen del DNI es lo que usan las bandas criminales para abrir cuentas corrientes y luego pedir préstamos que terminará pagando el sufrido titular del documento nacional de identidad que jamás pudo saber cuándo fotografiaron el documento», relató Miglino.
El abogado elaboró una serie de consejos para evitar caer en las trampas.
1) Revisar el cajero automático: antes de insertar la tarjeta de débito hay que observar detenidamente la máquina, para asegurarse de que no le hayan adosado partes truchas.
2) Hay que mirar que la ranura por la que deberán salir los billetes no esté abierta ni bloqueada.
3) Ante algo extraño, no marcar la clave: una vez insertada la tarjeta, no hay que apurarse ingresar la clave. Sólo hay que hacerlo una vez que aparezca esa instrucción en la pantalla.