Informe 1069 del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA): En apenas 5 meses de gestión del nuevo gobierno, la Confederación General del Trabajo (CGT) convocó a dos paros generales. El principal argumento para justificar esta intensidad de la protesta es el profundo deterioro del salario real. La CGT plantea y explícitamente presiona al Congreso para que no avance en la sanción de la “Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”.
El proyecto de la Ley de Bases, tal como fue sancionado en Diputados, contiene una serie de cambios en materia impositiva, laboral, previsional, administrativa, regulatoria y un régimen de incentivos para grandes inversiones (RIGI). El capítulo más cercano a los intereses de la CGT es el referido a la legislación laboral. En este tema hay avances parciales respecto a la necesidad de contar con instituciones que favorezcan la generación masiva de empleos de calidad. Varias de las disposiciones que se contemplaban en versiones previas al proyecto de ley aprobado afectaban de manera directa los intereses de los dirigentes sindicales (por ejemplo, los aportes compulsivos a los sindicatos). Pero fueron eliminados.
En relación al deterioro de los salarios reales es pertinente analizar el fenómeno en una perspectiva temporal más amplia. Según datos de salarios de la Secretaría de Trabajo de la Nación y corregidos por la inflación del INDEC se observa que:
- Entre enero del 2018 y marzo del 2024, el salario real registrado en el sector privado cayó un 25%.
- Entre enero del 2018 y noviembre del 2023, la caída fue de 17 puntos porcentuales.
- Entre noviembre del 2023 y marzo 2024, cayó los restantes 8 puntos porcentuales.
Estos datos muestran que los trabajadores formales representados por la CGT han perdido en los últimos 6 años un cuarto de sus ingresos. Es más que fundado el malestar y la queja. Pero las evidencias también muestran que el deterioro viene de larga data. Desde la crisis del 2018, durante el gobierno de Cambiemos, que los salarios reales formales no crecen. Por lo tanto, sobran los motivos para el descontento. Pero no hay ningún argumento que justifique la reivindicación de lo que se vino haciendo en los años anteriores, como plantea la CGT.
Para promover una recuperación sostenida del salario real es imprescindible generar un contexto favorable para el aumento de la productividad. Se trata de un desafío enorme frente al generalizado y profundo deterioro institucional que padece la Argentina. Cabe alertar que el entusiasmo y los apoyos que el presidente genera en el exterior y la posibilidad de que la Ley de Bases sea aprobada en el Congreso son apenas los primeros pasos de un largo y complejo proceso de transformación económica para recuperar el salario real.
Un ejemplo muy ilustrativo se da con el RIGI. En este capítulo de la ley Bases se contemplan tratamientos impositivos, aduaneros, cambiarios y regulatorios especiales para proyectos de inversión que superen los USD 200 millones y cumplan con determinados requisitos. El RIGI es cuestionado por generar privilegios respecto al resto de los proyectos de inversión. El argumento del gobierno es que espera extender similares tratamientos al resto de la economía cuando tenga la posibilidad de hacerlo. Sin embargo, hay que compatibilizar los incentivos a los grandes proyectos con el resto de los sectores productivos. Por ejemplo, estableciendo para las pymes un mínimo no imponible sobre la masa salarial para las contribuciones patronales y el desenganche de los convenios colectivos sectoriales que están ultra-activos (vencidos, pero vigentes) y no se actualizan desde las décadas de los ’70 y los ’80. Así, los grandes proyectos de inversión en petróleo, gas y minería tendrán impactos sociales positivos por el derrame que generarán a través de las pymes.
Llamar a paros generales para mantener el statu quo es una falta de sensibilidad para con los trabajadores. El peor escenario para la Argentina es mantener las viejas políticas. Por el contrario, es urgente e imprescindible cambiar. Este gobierno tiene buenas ideas. Pero le falta mostrar todavía capacidad técnica y política para implementarlas.