Por: Emilia Guevara (*).
El partido de Yrigoyen en Misiones se olvidó, hace muchísimo tiempo, de leerlo. En su momento, “el peludo” hizo mención a que “la nación no quiere sangre ni turbulencia, ni desmedros ni menoscabos”; si siquiera lo hubieran leído serían más hábiles con la pragmática y menos especulativos. Es que, desde los pasillos de la casa radical se cuenta que la Convención llega sin acuerdos previos.
Para repasar, el órgano máximo de la UCR tiene como fin irreductible la decisión de la lista de diputados provinciales. Normalmente esta nómina llega desde la Mesa Provincial para ser tratada por el pleno de convencionales. No obstante, si no existiese un acuerdo en la Mesa Provincial, la misma debe votarse.
¿Cuál es el problema de la lista, entonces? El delfín del correntino Valdés y diputado nacional, Martín Arjol busca a todas luces ubicar en el único lugar masculino expectante que le toca a su partido, a su principal socio, el empresario y ex peronista, Rodrigo de Arrechea. Por otro lado, por ese 3er lugar pelea el presidente del bloque de diputados provinciales, Ariel “Pepe” Pianesi, cuyo nombre sería el dos veces concejal, Francisco Fonseca (¡Mucho gusto, Francisco! Un placer conocerte). Así también, Arjol debe acordar con sus socios, el histórico Damiani y un cada vez más desapercibido Gustavo González. Los acuerdos tiemblan y la desconfianza es cada vez mayor en los pasillos de Buchardo y Francisco de Haro. Con resentimientos y traiciones, no hay luz posible en un pasillo cada vez más obscuro.
En este escenario de incertidumbre y sangre, el radicalismo se reúne el domingo 26. Con un partido disminuído y sin posibilidad de acuerdos, la ruptura es inminente. Son cada vez más los militantes de base que no encuentran un lugar que los represente y deciden llamar a la puerta del Frente Renovador que los acobija y provee de herramientas de participación legítima.
Si lo que quieren es dedicarse a la guerra, como profesión, deberían estudiar a Sun Tzu: “quien sabe resolver las dificultades las resuelve antes de que surjan”. Sin embargo, los correligionarios simplemente pecan de negligentes e incapaces de aportar una propuesta, una solución o un buen augurio. Al final del día, lo único que les importa es salvar sus bolsillos.
(*) Licenciada en Periodismo (USAL). Maestrando en Gobierno (UBA).