Por: Lic. Anahí Fleck* – Especial para REPORTE MISIONES.
Cuando los ojos del observador se acostumbran al paisaje, éstos dejan de ver los detalles y tienden a naturalizar sus componentes a pesar de que muchos de ellos no sean naturalmente parte de ese paisaje.
Esto ocurriría de manera gradual, a través del tiempo, en un espacio definido, donde los recursos tangibles e intangibles atravesarían algunos impactos, los cuales producirían cambios, lentos, casi sin efecto…
Sin embargo, cuando esa acción, que conlleva a un impacto, persiste y no se detiene, si no que por el contrario, se incrementa, tal como lo anunciara Malthus en esas teorías de crecimiento poblacional geométrico y generación de recursos bajo una tasa aritmética, tan anticipado, como cuestionado…los impactos, así como la población, se acumulan.
Los impactos ambientales y sociales acumulativos, por definición, son aquellos que producto de una acción, combinada a otras más existentes, producirían una sumatoria de efectos individuales provenientes de múltiples acciones en el tiempo presente y futuro. Tal es el caso de efectos tan notorios como la pérdida de biodiversidad, el cambio climático y el calentamiento global, el decline del recurso pesquero, los riesgos sobre seguridad alimentaria, la escasez de agua potable, los desplazamientos y asentamientos de comunidades con el consecuente aumento en la pobreza urbana, o la inviabilidad de formas tradicionales de subsistencia de los pueblos originarios.
Lejos de una historia de amor, García Márquez anunciaría extinciones en sus crónicas colombianas, ¿podríamos dudar de la sexta gran extinción que actualmente atravesamos frente a tan terrible escenario ambiental?
Sin embargo la gestión es posible, así como se aprende a curar una herida, podemos recuperar los recursos, gracias también a que el desarrollo tecnológico acompaña a esta evolución o acaso involución social, ambiental… natural?
Tan solo mirar los recursos afectados, contraponerlos a las acciones que actuaron, actúan y actuarán, para en una tabla de múltiples entradas, bajo también la multiplicidad de miradas, se generen nuevas metodologías para accionar en función de procedimientos que permitan la recuperación de los ecosistemas, y con ello se gesten los principios que permitan trabajar a la par de los ambientes y de las sociedades, ni un paso atrás, ni un paso adelante. Sin embargo para que todo esto se vuelva una realidad fehaciente será necesario incrementar los esfuerzos para encontrar y considerar los efectos de las múltiples acciones que individualmente actúan, pero que en conjunto generan un efecto reconocido como impacto ambiental y/o social acumulativo.
De modo que no será suficiente analizar “el proyecto”, sino que habrá que indagar, investigar y desentrañar las causas primeras, acciones no vistas, proyectos no presentados pero si ejecutados, pequeñas acciones que poco a poco transforman los escenarios y producen cambios imperceptibles, pero que con el tiempo, producen efectos irreversibles.
Los estudios y las evaluaciones de impactos son herramientas para un tratamiento dinámico de ambientes en constante transformación, por ello resulta clave conocer cada uno de los actores que intervienen de una u otra manera, por ello nos debemos transparentes, veraces y por supuesto audaces.