La hipertensión arterial (HTA) es el factor de riesgo cardiovascular más frecuente y afecta a 1 de cada 3 personas adultas. Se produce por el aumento, sostenido en el tiempo, de la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias. Es una enfermedad que generalmente no da síntomas y, si no se diagnostica y no se trata, provoca frecuentemente complicaciones graves como el infarto de corazón, el accidente cerebrovascular o la necesidad de diálisis por daño renal.
¿Cuáles son sus causas?
Se dice que la HTA es multifactorial porque está determinada e influenciada por muchos factores distintos. La herencia (padres o hermanos hipertensos), la edad (con el paso de los años la posibilidad de ser hipertenso aumenta mucho), la obesidad, el consumo excesivo de sal, el consumo excesivo de alcohol, fumar, el uso de prolongado de algunos medicamentos (corticoides, descongestivos nasales, analgésicos) y la falta de actividad física, son algunos de los factores que provocan HTA.
¿Cómo se hace el diagnóstico?
La única manera de detectar la HTA es mediante su medición con un tensiómetro y en condiciones adecuadas. Al ser un problema silencioso y sin síntomas, muchas personas tienen la presión arterial elevada durante años sin saberlo. Existen dos medidas: la presión arterial sistólica (PAS) o máxima y la presión arterial diastólica (PAD) o mínima. Se considera presión arterial alta (hipertensión) cuando dicha medición máxima es mayor o igual a 140 y/o la mínima a 90.
¿Cómo se previene y se trata?
En la gran mayoría de los casos, la HTA no puede curarse, pero sí controlarse con medicamentos. El tratamiento indicado debe continuarse sin interrupciones durante toda la vida y es el médico la persona que hará los ajustes necesarios en el número de pastillas y sus dosis para mantener su presión arterial dentro de los valores recomendados (menos de 140/90 mmHg). Además, hay otros elementos importantes además de la medicación, que contribuyen a controlar la presión arterial:
Reducir el peso corporal si tiene sobrepeso u obesidad.
Reducir el consumo de alimentos ricos en sal y suprimir el uso de sal de mesa. Limitar el agregado de sal durante la preparación de las comidas y reemplazarla con condimentos de todo tipo (pimienta, perejil, ají, pimentón, orégano, ajo, limón etc.). Los fiambres, embutidos y otros alimentos procesados (como caldos, sopas instantáneas y conservas) contienen elevada cantidad de sal y su consumo debe limitarse al máximo.
No tomar bebidas alcohólicas o reducir la ingesta de alcohol en personas bebedoras.
Realizar actividad física: caminar, trotar, nadar o ir en bicicleta, al menos durante 30 minutos y la mayor cantidad de días de la semana posibles.
Consumir abundante cantidad de frutas y verduras frescas.
Abandonar el hábito de fumar.
Si sos hipertenso acudí o llamá a un servicio de urgencias en caso de:
Dolor de cabeza muy intenso, no habitual y repentino.
Dificultad para hablar, confusión, levantar un brazo o mover los músculos de la cara.
Mareos o vértigo (sensación de giros y movimiento).
Visión borrosa repentina.
Dolor en el pecho o sensación de falta de aire.