Familias de San Lucas están cercadas por el muro que construyó un vecino y les impide transitar

En el popular barrio San Lucas, de Posadas, un grupo de familias que vive en un sector ubicado frente a la Escuela 205 «Lucas Braulio Areco», denunció que sufren hostigamiento permanente de parte del presunto pastor de una iglesia evangélica que reside en el barrio, y construyó un muro perimetral de su lote que obstruye la calle, y de esa manera cercó a las familias y les impide entrar y salir.

A raíz de esta preocupación, convocaron a una reunión al diputado Martín Sereno, del bloque legislativo Tierra, Techo y Trabajo, en busca de una solución.

«Lo que sucede en el barrio San Lucas es una situación insólita, porque por una decisión unilateral un vecino nuevo levantó un muro que dificulta el paso de las familias. Y además de violar las leyes de ordenamiento urbano y carecer de permiso de construcción significa un riesgo porque está hecho precariamente, y ante una posible caída podría lastimar a algún niño, niña o adulto», señaló Sereno.

Agregó que ya inició gestiones ante el Estado municipal y la Defensoría del Pueblo, por la grave situación que padecen las familias que cuentan con certificados de Vivienda Familiar de Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap).

En el barrio viven muchos niños que al tener el paso cerrado no pueden concurrir a la escuela, lo mismo que personas con discapacidad y pacientes con enfermedades cardíacas.

«Solicitamos la intervención de los responsables en resolver este problema de manera inmediata y favorable para que todas y todos puedan vivir tranquilos y recuperen la entrada a sus viviendas», enfatizó el legislador.

 

Piden inspección e intervención municipal

La nota más reciente de reclamo fue emitida el 15 de noviembre de este año, por el presidente del barrio, Juan Villalba, y la vicepresidente, Nora Aguirre, quienes la acercaron a la Municipalidad de Posadas, y está dirigida al secretario de Planificación Estratégica y Territorial, arquitecto Diego Paredes, solicitando una inspección, constatación e intervención en la sección 12, manzana 123, parcela 08, en la intersección de las calles Larrea y 9 de Julio, frente a la Escuela 205 Lucas Braulio Areco.

«Pedimos la intervención municipal porque un vecino frentista y propietario de la parcela mencionada, de apellido Talavera, cerró su lote con un muro perimetral sobre la calle Larrea entre 9 de Julio y Domingo Matheu, donde residen más de siete familias que ven obstruida su entrada y salida al barrio, ya que el pasillo lindero por donde transitan, está afectado por la obra», indica parte del documento firmado por los habitantes perjudicados.

 

«Se violan derechos al no poder entrar y salir del barrio»

En el San Lucas durante el verano suele escasear el agua, que se corta uno o dos días a la semana. Con respecto a la energía eléctrica la mayoría de los vecinos están enganchados como sucede en muchos barrios populares. Son familias trabajadoras y unidas que cuidan el lugar y lo mantienen limpio.

Alberto Ortellado manifestó su preocupación por el problema que los lleva a pedir permiso para pasar por el patio trasero de la casa de una de las familias.

«Vivo con mi mujer y mis dos hijos chiquitos, y el muro nos cambió la vida familiar, para ir a la escuela, al médico; con nuestros parientes que no pueden visitarnos. El pastor dice que tiene derecho porque es su terreno y cuenta con papeles; pero aunque fuera cierto, no puede levantar un muro en nuestro lugar de paso. Le reclamamos al intendente Leonardo Stelatto que busque una solución porque nosotros también tenemos derechos», remarcó Ortellado.

Soledad Petersen reclamó en el mismo sentido: «las autoridades municipales tienen que venir al barrio, y tratar de solucionar esto, porque nos perjudica a todos. Yo estoy con mi salud delicada porque me hicieron una cirugía por un cambio de válvula, y no me puedo alterar».

Recordó que las veces que se quejaron en la municipalidad, dijeron que iban a acercarse al barrio; «pero no aparecieron. Nos sentimos decepcionados por los gobernantes que no se ocupan de los barrios alejados como si fuéramos ciudadanos de segunda», lamentó.

«Nos sentimos invadidos y atropellados»

Lucía Domínguez, Daniel Galván y Osvaldo Cáceres, explicaron que hace 13 años viven en el barrio, mientras que el pastor con su familia se radicó hace sólo unos meses.

«Al poco tiempo este hombre construyó el muro, y prácticamente la mitad abarca mi galería. Soy discapacitada y me siento atropellada. Le dijimos que tengan cuidado con el tirante porque está puesto así nomás, y es un peligro, se pueden caer los ladrillos y lastimar a alguien», advirtió Lucía.

Yamilén Da Silva, madre de 21 años, con un hijo de cinco y un embarazo de riesgo de tres meses, debe hacerse permanentes controles en el hospital, y necesita reposo.

«Me siento hostigada por el vecino cada vez que quiero sentarme en el patio de mi casa, mientras controlo a mi hijo cuando juega. Por ese muro no lo puedo llevar al jardín, además ese hombre nos grita y amenaza. Es increíble porque dice ser de la iglesia, pero es insensible al daño que nos hace».

La joven desea que se solucione la irregularidad porque no aguanta más. «Hasta le propuse a mi marido la posibilidad de irnos para poder vivir tranquilos; pero tampoco tenemos plata para alquilar una casa. Por todo eso queremos que el intendente se ocupe de este problema», insistió con el reclamo.