El embarazo a edades cada vez más tempranas, se está convirtiendo en un problema social y de la salud pública mundial. La directora del hogar de tránsito “San Francisco” para madres adolescentes, Miriam Escofet, nos comentó sobre el trabajo que realizan en la institución para sobrellevar esta realidad.
El embarazo adolescente es una problemática muy común en nuestro país y que se ha acentuado considerablemente los últimos diez años. El 16% proviene de madres adolescentes de entre 15 y 19 años y más de 3000 son niñas entre 10 y 13 años. El 69% de esas mujeres adolescentes no planearon ese embarazo. Es común que sus vidas se vean transformadas por la llegada de un nuevo ser. Muchas jóvenes madres abandonan los estudios o tienen dificultades para conseguir trabajo, limitando así sus posibilidades de desarrollo.
El hogar de tránsito “San Francisco” dependiente de la Asociación Jardín de los Niños, hace más de treinta años, alberga a madres adolescentes, muchas de ellas, víctimas de abusos o de violencia intrafamiliar de distintas localidades de Misiones e incluso de Paraguay, ofreciéndoles un espacio de contención psicológica, ayuda pre y post parto, alimento y vestimenta. Bajo un entorno de mucho amor y comprensión, Miriam Escofet, la directora del Hogar junto a un gabinete de profesionales, les ayudan a salir adelante, criando a sus hijos de manera segura y fortaleciéndolas integralmente, para que puedan alcanzar una autonomía económica y social de manera mucho más sólida.
En este contexto, planteo que el embarazo adolescente en el hogar se sobrelleva con el apoyo, la empatía, la ratificación de sus derechos, inclusive el amor y la comprensión que entre ellas mismas puedan transmitirse para crecer integralmente: “Si bien cada caso es singular, tenemos que tener en cuenta que son casos judicializados. Muchos de ellos llegan por situaciones de abuso intrafamiliar. Lo viven con miedo e incertidumbre. Les cuesta proyectar a futuro. En la mayoría de los casos, las madres adolescentes, llegan con varias semanas de gestación, a veces por el mismo desconocimiento de su cuerpo, por un proceso de negación, ocultamiento del embarazo, o por la misma situación a la que fueron sometidas. Muchas veces, el adolescente no tiene conocimiento real de lo que está viviendo, hasta la concreción del parto. No ha habido casos donde hayan solicitado la interrupción del embarazo, porque la mayoría viene con varios meses de gestación y eso impide el abordaje integral adecuado, oportuno para evaluar las circunstancias que están atravesando”.
Consultada por el rol del estado ante esta problemática y la implementación del programa sobre educación sexual que se implementó en las escuelas (E.S.I) señaló desde su experiencia al frente del Hogar: “En cierta parte, esto no es solo por falta de educación sexual. La pobreza es el mayor detonante: tienen 12 o 13 años, viven todos en una misma habitación, las madres tienen cinco o seis hijos de distintos padres y son ellas las que sustentan las casas. Como consecuencia deben afrontar una maternidad a muy temprana edad. No sé si es suficiente el programa, pero si es necesario seguir fortaleciéndolo. Es necesario, implementar los contenidos y las metodologías en todos sus niveles de enseñanza, involucrar a todos los actores, principalmente a las familias, que por ahí están un poco cerrados a que los niños, las niñas o las adolescentes hablen sobre sexualidad”.
“Dentro del Hogar, somos como su familia. Les cuesta contar algo. Buscan constantemente tu aprobación de si eso que aprendieron esta bien, justamente por esta incertidumbre, de si lo que aprendimos en la escuela está bien y no va a ser motivo de represalias o burlas. Pero lo que aprenden tienen que ponerlo en práctica. Es un proceso cognitivo que tienen que ir adaptando esta nueva información. Muchas de las chicas del hogar están en proceso de alfabetización porque llegaron al hogar con 14, 15 años y nunca fueron escolarizadas. Les cuesta absorber los contenidos tradicionales imagínate realizar una “desconstrucción” sobre la sexualidad cuando la conocieron desde el abuso de poder, la violencia, “esto está bien y tenés que admitirlo, esto está bien y no podés contarlo”. Me parece que es un punto a ir reflexionando y seguir fortaleciendo. Darles el derecho a que elijan como querer cuidarse, también genera que fortalezcan un poco su autonomía”, destacó.
Con los ejes fundamentales puestos en la atención, la revalorización de sus derechos, la empatía y la privacidad, el Hogar las fortalece, a ellas y a sus niños, para que alcancen un desarrollo integral, tanto físico y mental que les otorgue una mayor autonomía a futuro. “Me parece que hay que tener un poco de empatía cada vez que tengan alguna duda o pregunta. Hay que estar formados en esto. Todos los prejuicios que tengan, hay que despojarse de eso y darles la mayor información posible. Hay cosas que se plantean y que tal vez no tenemos todas las respuestas, pero si tratamos de escuchar y de darle algún sentido a eso. Hay que cuidar mucho las palabras para que ellos no lo tomen literal. Vamos a sacar un turno con la pediatra, con la doctora, con la psicóloga. La adolescente va, escucha, lo pone en práctica y nosotros vamos supervisando”, explicó Miriam.
En cuanto a la política estatal que hay en nuestro país para atender estos casos, puntualizó: “también hay que reflexionar sobre las prácticas de los servicios de salud, si son lugares receptivos o expulsivos para el adolescente, justamente porque todavía se los estigmatiza muchísimo. En el caso de nuestras adolescentes, es necesario que desarrollen su propia autonomía, pero es un proceso que necesita del apoyo de la sociedad en su conjunto, solos no podemos”.
“Es necesario que empiecen a decidir sobre su hijo, como quieren cuidarlo. La idea es no tomar los casos como aislados, son adolescentes con sus niños. Todos los casos que están, lograron en su mayoría disociar como fueron concebidos. Eso es gratificante para nosotros. Si estos niños siguen adelante, en algún punto, hay amor y hay simpatía. La idea es que puedan proyectarse a futuro de la mejor manera. Hubo casos en que las adolescentes dijeron explícitamente que no querían tener a sus hijos, entonces, cada uno que venía a visitarnos, les decían “te regalo mi hijo”. El Hogar trata también de lograr que esto funcione ya que el adolescente que se va, se presta a muchas interpretaciones y como institución nos sentimos involucrados, pero no podemos obligarlas”, enfatizó.
Este domingo se celebra el Día de la Madre y el Hogar prepara un gran festejo en honor a las pequeñas luchadoras que día a día se cautivan con el crecimiento de sus niños y los logros personales que cada una de ellas alcanzó: “desde el hogar San Francisco estamos muy contentos por la labor que se hace cada día. Estamos tranquilos de cómo vamos procediendo. Es una tarea difícil pero gratificante y sé que, si se puede lograr que un adolescente se haga cargo de su niño, que se les dé educación, pero hay que acompañarlos. En este día de la madre les deseo a todas que pasen muy lindo, en especial a quienes trabajan conmigo que son el pilar de todo y a las chicas. Somos una gran familia en el cual nosotros somos participes de la crianza de sus niños. Hemos pasado por muchas situaciones, pero siempre estuvimos unidos”.
Quienes deseen colaborar con la institución o simplemente compartir una charla con ellas, pueden acercarse hasta el barrio Sesquicentenario (ex Ruta 12 calle 166) o comunicarse con su directora al 4481024.