En Comandante Andresito, un productor decidió transformar su forma de cultivar. Rodrigo Lemos se propuso producir tomates bajo un enfoque agroecológico, acompañado por el equipo técnico del INTA Andresito. El resultado: una experiencia que combina conocimiento científico, compromiso y prácticas sostenibles, con rendimientos equivalentes a los sistemas tradicionales.
“El objetivo era demostrar que se puede producir con buena sanidad desde una mirada agroecológica”, explica Oscar Castillo, técnico del INTA. En un invernadero de 168 m² con 350 plantas de tomate platense, incorporaron bioinsumos y preparados naturales —como Bacillus thuringiensis, aceite de neem y caldos minerales— junto con un seguimiento constante y observación en cada etapa del cultivo.
Los resultados fueron alentadores: 1.750 kilos de tomates sanos y de excelente calidad, con un promedio de 5 kilos por planta. “La diferencia se nota en la planta, en el color del fruto y también en el ambiente de trabajo. Es más observación y constancia, pero los resultados valen la pena”, cuenta Lemos.
El acompañamiento del INTA fue clave: desde la preparación del suelo con compost y cal agrícola hasta el manejo biológico de plagas y enfermedades. “No se trata sólo de aplicar una receta, sino de que el productor se empodere, que entienda por qué hace cada cosa”, destaca Castillo.
Más allá de los números, esta experiencia dejó aprendizajes duraderos: más autonomía, suelos más vivos y un sistema productivo que busca equilibrio con el entorno. En palabras de los protagonistas, la agroecología es una manera de producir cuidando la tierra y fortaleciendo la independencia del productor.