Cada 21 de septiembre, se cumple un nuevo aniversario del club de abuelos “La Primavera”. Moncho, Teresa, Esther, Elena y Alberto reivindicaron los 27 años de un lugar donde conviven historias de amor y de tristeza.
Su nombre tan particular no es casualidad: se inauguró el 21 de septiembre de 1992, con la ayuda de los vecinos y gracias a que el Instituto Provincial de Desarrollo Habitacional (IProDHa), cedió los lotes 16, 17 y 18 mz 5, en el corazón del barrio San Jorge. Moncho, Teresa, Esther, Elena y Alberto son algunos de los abuelos que viven allí. Otros, se acercan a pasar el día o a disfrutar de un buen desayuno, merienda, almuerzo o cena.
A 27 años de su creación, el ambiente de fiesta se siente en el aire: los abuelos preparan sus mejores ropas, hacen souvenires con latas, pintan diferentes manualidades, podan las plantas y limpian el lugar. María Teresa, conocida como «la poeta», es una de las pioneras en el club de abuelos junto con su hijo Miguel. Si bien no vive allí, desde hace 30 años, va todos los días temprano a tomar un mate y disfrutar de todas las actividades. Le gusta mucho bailar. Ella soñaba con ser maestra jardinera o enfermera cuando era chica, pero no pudo. Cuando llegó al club encontró su inspiración en los poemas y desde entonces no ha dejado de dedicarles a todos unos versos.
Alberto, por otro lado, es el «don Juan» del Club: con su encanto logra que las abuelas se peleen por él. Le encanta hacer de todo, desde carpintería hasta mecánica. Es un gran bailarín que se prepara para sacar a bailar a todas en la fiesta. Mientras tanto, María Elena prepara sus mejores ropas para “chamamecear”: un largo vestido de encaje negro con estampado de colores la harán la reina de la noche. En su tiempo libre le gusta compartir con los demás en las clases de tejido y pintura mientras prepara su fina voz para entonar los mejores temas melódicos durante el 27 aniversario.
Historias felices y tristes se entrecruzan en el lugar, pero todos esbozan una sonrisa y disfrutan de sus días. Se sienten “vivos” eternamente, gracias al cariño que reciben de sus pares y de las cuidadoras del lugar: “El club es más que nuestro hogar. Yo perdí a mi hija, y gracias al apoyo de todos, soy re feliz y no pienso dejarlos nunca”, sentenció Teresa. “Yo hace tiempo que no recibo la visita de mis hijos, se ve que se olvidaron de mí. Pero yo acá soy muy feliz, tengo el cariño de todos los abuelos y de los que nos vienen a acompañar diariamente, no me hace falta más nada”, dice Alberto.
Ramón, conocido como «Moncho», vive desde hace un año en el Club con una bella correntina que lo tiene encantado desde hace 23 años. Le gusta pintar, cocinar, e inclusive cose las ropas de su mujer. No hay quién no conozca de cortes de carne como el, ya que antes trabajaba en un matadero: “el asado me encanta hacerlo para todos, pero solo. No me gusta que vengan a opinar de cómo lo preparo, soy muy mezquino con eso”.
El Club, se mantiene desde hace 25 años gracias al aporte de la Asociación Jardín de los Niños. La directora del Club, Mabel Martínez, es quién mantiene a los abuelos más unidos que nunca. Se encarga de sus cuidados y a su vez, crece personalmente rodeada de mucho amor y comprensión: “La verdad que ellos son todo para mí. Hay veces que paso más tiempo en el club que con mi propia familia. Me siento muy honrada de poder trabajar acá. Todos acá conocen mi historia y saben que, gracias a ellos, logré empoderarme y ser quién soy ahora”.
Ella también comentó que diariamente buscan incorporar actividades diversas para que los abuelos despierten su interés, como el cocinar o hacer una parrillada. Mientras no están jugando al truco o a la lotería, realizan diversas actividades como manualidades, reciben una masajista de la Asociación que les enseña diversas técnicas y cuidados para su bienestar. Los viernes de cada mes, festejan los cumpleaños, donde disfrutan de un momento relax con chamamé, pizza y recreación.
La Asociación Jardín de los Niños celebra los 27 años del club de abuelos, tiempo y lugar donde transcurrieron los sueños, las alegrías, el crecimiento, la tristeza, los logros, pero, por sobre todas las cosas, el amor y el respeto hacia los adultos mayores. Invitamos a toda la comunidad posadeña a acercarse al corazón del barrio San Jorge, este sábado a partir de las 16hs para celebrar un año más de vida.