Productores de economías regionales remarcan que hay sectores que necesitan más plazos que los fijados para exportar y que el cambio fijo hará perder competitividad en un contexto inflacionario.
Las economías regionales comenzaron una carrera contrarreloj para poder alcanzar el beneficio de los $300 por dólar exportable. El Gobierno, a través del dólar agro que anunció el ministro de Economía, Sergio Massa, fijó una ventana hasta el 31 de agosto próximo para las 30 actividades por el momento contempladas. No obstante, la medida es cuestionada por el margen de tiempo y la cantidad de requisitos aplicables. Para algunos de estos sectores, la herramienta puede “ayudarlos a mostrarse competitivos” en el mundo unos pocos meses, pero necesitan que el valor sea actualizable cada mes y extensivo en el tiempo.
Antes de que una economía regional pueda ingresar al nuevo esquema, primero tiene que cumplir con ciertos requisitos y acuerdos de precios para el mercado local que establezca la Secretaría de Comercio, así como también las condiciones que determine el Ministerio de Economía. El tipo de cambio fijo hasta fin de agosto se convierte en un interrogante para muchos que insisten con “la baja de retenciones”.
Jonathan Klimiuk es productor de té en la provincia de Misiones. Allí sacan 4 millones de kilos que envían a 12 países, cuyo principal mercado es Estados Unidos. La herramienta, contó, es funcional si es actualizable en el tiempo, ya que de lo contrario van a “terminar desfasados y con el mismo tipo de cambio”.
El dólar diferencial hace que el productor reciba por cada brote de té US$0,10, es decir, $20, y ahora va a cobrar $30 de la última cosecha de té. El sector ya venía soportando los costos con un dólar de alrededor de $300. A medida que esto vaya transcurriendo, necesitamos que sea actualizable. Si es hasta el 30 de agosto, que se vaya incrementando el porcentaje, si no vamos a terminar con el dólar que no va a ser competitivo nuevamente”, describió.
El valor del dólar estaba afectando de una manera fuerte. “Estábamos quedando fuera del mercado y con los costos que teníamos era imposible llevar la cosecha adelante, pero queremos que este diferencial abarque hasta diciembre, porque agarra la parte productora de la cosecha de abril y la primera de noviembre de la próxima campaña”, explicó.
Misiones produce 80 millones de kilos de té, de esto se exporta el 95%. La Argentina representa el 3% de la producción mundial. En Estados Unidos se concentra casi el 70% de las exportaciones.
“Con los costos que teníamos en dólares se nos venía complicando la competitividad con otros países grandes como India, China, Kenia, Sri Lanka. Veníamos buscando alternativas desde el sector primario, para tratar de gestionar un dólar diferencial, porque estábamos muy golpeados con los costos. Este diferencial nos ayuda mucho para soportar los costos e incrementos que teníamos. Esto es un oxígeno para esta época del año que nos permitirá ser competitivos y seguir manteniéndonos”, extendió.
Jorge Butiuk es un productor yerbatero de esa región de Misiones. Explicó que “el dólar agro a los productores tanto de yerba, té, tabaco y madera no les da absolutamente nada”.
“A ningún productor no le afecta ni el dólar a $200, $300 o $400, el problema es que los insumos se los cobran al dólar blue. Es únicamente para los industriales exportadores y esto es una excusa de ellos, porque no le pagan lo que corresponde al productor, le dan migajas”, afirmó.
Según Rodolfo Vargas Arizu, un productor vitivinícola que exporta sus vinos a 13 países, como Inglaterra, Estados Unidos, Canadá, Brasil, México, Paraguay, Emiratos Árabes Unidos y China, en las economías regionales esta medida no va a tener ningún beneficio como se espera. “Hay un total desconocimiento de cómo se manejan las economías regionales: yo no le puedo decir a los londinenses que tomen más vino ahora porque yo tengo una ventana para exportar. Nosotros tenemos que insistir, porque no hay un mercado de spot donde yo pongo mi botella de vino y la vendo”, explicó. Entre las tareas de mercado y la reposición del stock de sus compradores, indicó, pasan como mínimo 90 días, por lo que no tienen suficiente margen para aprovechar esta ventana.
“Esas ventas no nos sirve a las pymes, sí les sirve a los cinco grandes que hay porque trasladan la mercadería desde el depósito en la Argentina al depósito de Estados Unidos. Mandan la plata para acá y ellos pueden hacerlo en forma rápida; para nosotros eso es imposible, o sea, al 90% de la vitivinicultura no le sirve. Nos sirve que eliminen las retenciones a las exportaciones. Es una incongruencia aumentar las exportaciones y cobrar más. Eso lo tienen que eliminar y poner un tipo de cambio libre”, añadió.
La duda ahora está puesta en cómo se va a indexar este dólar a $300. “Si yo hago una operación ahora y me la pagan dentro de 90 días, ahí ya perdí el 20%. Esos $300 se transforman en $230, hoy está en $218, dentro de dos meses va a estar en $230. O sea, no me anda ningún beneficio; ese beneficio es solo porque el Banco Central requiere dólares y lo habla con la soja o con los mercados spot que son mercados mundiales”, sostuvo.
“Así no sirve para nada. Le sirve a cinco empresas y el círculo rojo que son grandes empresas y al sindicalismo. Para las pymes, que somos las que damos el 75% de mano de obra y las que sostenemos, no tiene ningún beneficio. El único beneficio que pueden tener es la libre competencia, sabemos trabajar en las economías regionales, pero necesitamos el tipo de cambio libre, que me den el mismo que me pagan. Así, vamos a tener una fuente de ingresos descomunal en la Argentina”.
En este tiempo, dijo, es probable que se venda lo mismo que otros meses. “No creo que vaya a cambiar su esquema de ventas, porque en esta actividad desde agosto a noviembre es cuando se vende casi el 40% de lo que se vende todo el año, porque es para fin de año, cuando todo es mucho más importante. Si esto dura hasta el 30 de agosto no sirve. No va a cambiar nada, está estructurado para la soja y granos. Cuando se sientan en la mesa se nota que tienen un total desconocimiento de lo que son las economías regionales. No saben ni cómo se vende”, puntualizó.
Guillermo Toller es un productor de naranjas en Federación, en la provincia de Entre Ríos, donde tiene una pyme familiar. “Esto es reciente, si bien ayuda el tipo de cambio, no nos termina de solucionar los problemas, porque el Gobierno viene por escaleras y nuestra realidad va por ascensor. La parte climática pegó muy duro y va a afectar bastante la producción en líneas generales. Va a ayudar, pero no va a solucionar el problema de fondo. Con una inflación del 100%, a nosotros se nos desdibujan mucho los costos a la hora de competir en el exterior. Esto es un pequeño parche”, afirmó.
Sobre el requisito de ingresar a Precios Justos, indicó que aún no están interiorizados. “Tenemos que ver la letra chica para ver qué calidad de frutas, variedades y demás están consideradas. Hay que ver de qué forma se juega”, mencionó.
Fuente: La Nación