Por el grupo D de la Copa Libertadores, River Plate venció 2-0 a Fluminense en el Más Monumental y depende de sí mismo para clasificar a los octavos de final.
River Plate derrotó 2-0 a Fluminense en el estadio Más Monumental, por la quinta fecha del grupo D de la Copa Libertadores: Lucas Beltrán y Esequiel Barco -de penal- convirtieron los goles de un triunfo clave para el Millonario, que llega a la última jornada dependiendo de sí mismo para clasificar a los octavos de final.
Triunfo Monumental de River. Supo jugar, supo tener paciencia, y también supo sufrir. El Millonario lo empezó a ganar en la tribuna. El impresionante marco en el Monumental pareció apichonar a Fluminense y agrandar al Millonario, que salió decidido a buscar el gol para que el correr de los minutos no le genere nerviosismo ni complicaciones.
A los 3 minutos encontró el gol con un pase filtrado a Solari, que definió al primer palo. Pero el VAR advirtió un fino offside y anuló el tanto. Los primeros 20 minutos fueron avasallantes, pero el local fallaba en ese pase final para transformar la aproximación y la población del área en peligro real para Fabio.
Esa claridad recién la tuvo en el final de esos primeros 45 minutos, donde logró generar dos chances muy claras: un remate de De la Cruz que, desvío mediante, rozó el palo; y un cabezazo de Beltrán que el arquero atajó y Nino sacó en la línea cuando Solari llegaba para empujarla.
Ojo, Fluminense, que apostó por defenderse y salir de contra, llegó poco pero siempre que pisó el área lastimó. Arias y Cano fueron los dos que pusieron en jaque a Franco Armani. Pero en el entretiempo, River ajustó la mira y en el comienzo del complemento consiguió la merecida la ventaja: Solari atacó la espalda de Guga y centró para Beltrán, que esta vez no perdonó.
Durante algunos minutos posteriores al gol, River quiso aprovecharse de un rival golpeado y desconcertado para darle el golpe final del knock out, pero otra vez la falta de claridad lo privó de terminar bien las jugadas, y el Tricolor reaccionó. Ganso se recostó por la derecha, Pirani ingresó para jugar por izquierda, y Arias se acercó a Cano: así, Fluminense adelantó líneas y se adueñó de la pelota.
El cansancio -y el desgaste mental- le empezó a pasar factura a un River, que después de los 60 minutos se planchó y empezó a jugar al contraataque, pero no por elección propia, sino porque el Flu le manejaba la pelota, y cuando el Millonario la recuperaba le costaba sostenerla. Los espacios que los brasileños dejaban atrás también lo invitaban a no entretenerse con ella.
Sobre el final fue sufrir y aguantar. Abroquelarse atrás, despejar centros, y confiar en un Franco Armani, que no tuvo muchas intervenciones claves, pero sí volvió a demostrar seguridad, esa sensación tan importante que deben generar los arqueros y que el Pulpo parecía hacer perdido en los últimos partidos. En la última jugada, River recuperó con la defensa rival desarmada, Barco se fue pero lo bajaron en el área, y él mismo cambió el penal por gol para sentenciar la historia.
La necesidad obligaba a River a ganar este partido como sea, y el Millonario lo ganó justificando el resultado, y con puntos muy altos. Las noches de copas volvieron a ser de fiesta para los de Núñez, que con la victoria llegan a la última fecha dependiendo de sí mismos: ganándole a The Strongest de local River clasifica a octavos de final de la Copa Libertadores. Antes, Banfield por la Liga Profesional.