Bolsonaro entre la camilla y el Congreso: salud crítica y maniobra por la amnistía

Bolsonario internado. Foto de archivo,

El expresidente brasileño Jair Bolsonaro fue trasladado de urgencia este martes al Hospital DF Star de Brasilia tras sufrir una descompensación severa mientras cumplía arresto domiciliario. Según informó su hijo, el senador Flávio Bolsonaro, el exmandatario presentó un cuadro de vómitos, hipo persistente y presión arterial baja. “Pido una oración a todos para que no sea nada grave”, escribió en la red social X.

Este nuevo episodio médico se suma a una larga lista de complicaciones que arrastra desde el atentado sufrido en 2018, cuando fue apuñalado durante la campaña presidencial. Desde entonces, Bolsonaro ha atravesado múltiples cirugías, hospitalizaciones prolongadas y cuadros clínicos recurrentes. En abril pasado, fue sometido a una operación de 12 horas por una obstrucción intestinal. Apenas dos días antes de esta internación, había sido ingresado para la extracción de ocho lesiones cutáneas, que fueron enviadas a biopsia.

La urgencia médica ocurre en un momento de máxima tensión judicial y política. Bolsonaro, de 70 años, fue condenado la semana pasada a 27 años de prisión por liderar un intento de golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022 frente a Luiz Inácio Lula da Silva, en lo que fue el resultado electoral más reñido en la historia del país carioca, al imponerse el líder de izquierda por el 50.9% de los votos, contra el 49,1 que había obtenido el entonces Primer Mandatario.

Mientras su salud se deteriora, sus partidarios y simpatizantes impulsan en el Congreso un proyecto de ley de amnistía que busca restituirle los derechos políticos y permitirle competir en las elecciones de 2026. La iniciativa, impulsada por sectores del Partido Liberal y figuras como el gobernador de São Paulo, Tarcísio de Freitas, propone una amnistía “amplia, general e irrestricta” que incluiría no solo a Bolsonaro, sino también a los manifestantes condenados por los sucesos del 8 de enero de 2023.

El texto aún no ha sido presentado oficialmente, pero ya genera divisiones dentro del Congreso. Mientras el “centrão” se muestra reticente a respaldar una medida de alto costo político, el Tribunal Supremo ha anticipado que podría considerarla inconstitucional.

La salud de Bolsonaro, debilitada y cada vez más expuesta, se convierte así en un factor clave en el tablero político brasileño. Su cuerpo, marcado por las secuelas del atentado sufrido, se entrelaza con una estrategia de supervivencia judicial y electoral que busca reabrirle las puertas del poder.