Ante la profunda crisis nacional, el electorado fortalece a los partidos o frentes políticos provinciales

Este es un año electoral, eso no es novedad, pero sí el mapa que se va dibujando a lo largo y ancho del país, donde el partido gobernante parece perder terreno a pasos agigantados, mientras que se fortalece la confianza del elector en los frentes políticos provinciales.

Los resultados de Córdoba, Río Negro y Neuquén, son más que elocuentes, en las tres provincias se realizaron los comicios para gobernador e intendentes, y en todos los casos las alianzas locales superaron –por lejos- a Cambiemos.

Este domingo en la segunda provincia en mayor importancia electoral a nivel país, con casi el 9% del total del electorado nacional, triunfó de manera aplastante Hacemos por Córdoba, este frente provincial que aseguró la reelección de Juan Schiaretti con el 54% de los votos, y en donde Cambiemos se dividió entre Córdoba Cambia (17,78%) y la UCR (10,94%), pero incluso sumando ambos apenas alcanzan a superar la mitad de los votos obtenidos por la coalición provincial.

La lectura es mucho más profunda aún: tras quedar relegado en las elecciones de 2015 Sergio Massa (quien en las PASO se había impuesto ante Juan Manuel De la Sota), en el balotaje entre Daniel Scioli y Mauricio Macri, Córdoba terminó volcando sus votos a favor de este último, y en prácticamente todos los análisis de ese año se coincide en que fue la provincia que permitió la llegada de Cambiemos al sillón de Rivadavia.

Este domingo, el electorado cordobés dio un fuerte mensaje, no sólo al Gobierno Nacional, que de esta manera –entre elecciones provinciales y PASO- acumula ocho derrotas consecutivas, sino también al resto de las provincias argentinas.

Todo esto sumando a un condimento muy especial, en el sudeste cordobés se encuentra la localidad de Marcos Juárez, una ciudad representada por una clase media fuerte, pujante por la industria y la producción, donde en septiembre de 2014, la lista que impulsó a Pedro Dellarosa como intendente resultó ganadora, era el primer triunfo de la alianza PRO-UCR, y el que proyectó el desarrollo de la coalición que luego se transformó en Cambiemos.

El domingo último, los ciudadanos de Marcos Juárez le dieron un tremendo portazo a la alianza gobernante a nivel nacional, con un contundente apoyo a Schiaretti (65.39%), mientras que los candidatos de Cambiemos, Mario Negri (16,06%) y Ramón Mestre (8,37%), sumando ambos apenas alcanzaron poco más del 24%, un plato difícil de digerir.

 

Antecedentes…

La primera que desdobló las elecciones fue Neuquén, y fue el primer antecedente que puso en relevancia el crecimiento de las fuerzas provinciales, pero claro aún no se tomaba con la misma trascendencia que ahora, porque el Movimiento Popular Neuquino –que obtuvo más del 40% de los votos-, lleva 60 años cautivando la preferencia del electorado provincial.

En esas elecciones, Cambiemos (15%) no es que no pudo acercarse al partido líder, sino que incluso quedó muy por debajo de Unidad Ciudadana que logró casi el 26% de los votos.

Pero, hace tan sólo cinco semanas atrás, también en el Sur de nuestro país, se imponía Juntos Somos Río Negro, una alianza provincial que se gestó en 2015, y obtuvo el 52,63% de los votos, mientras que Cambiemos llegó a un magro 5,66%.

Ahora ya Neuquén no era sólo tradición política, el MPN y el resultado de JSRN anunciaban una tendencia que se estaba consolidando, hasta llegar a Córdoba, que se transformó en la tercera jurisdicción en la que la gran mayoría del electorado no sólo evidenció su disconformidad con el Gobierno Nacional, sino demostró que, ante este difícil escenario económico y social que vive el país, busca refugio y confía en las alternativas provinciales.

Se podría sumar al análisis las cuatro elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, donde tal vez el resultado más relevante fue en San Fe –tercera provincia de mayor participación en el padrón nacional-, donde Cambiemos quedó en tercer lugar y con una fuga importante de votos respecto a 2015 y 2017.

Perdiendo también en las PASO de Entre Ríos, Chubut y San Juan, en esta última las elecciones provinciales serán el 2 junio (al igual que en Misiones), y en las Primarias sanjuaninas el PJ le sacó prácticamente el doble de votos a Cambiemos.

O bien, la propia interna de Cambiemos en La Pampa, donde el PRO apoyado por Macri sufrió una contundente derrota en manos de la díscola UCR, que se diferenció del gobierno nacional y casi duplicó al partido macrista.

Otro dato no menor de todos estos acontecimientos electorales es que, junto a las fuerzas provinciales, se ve un claro fortalecimiento del peronismo y una UCR que parece aún pagar con votos el haberse aliado al PRO para conformar la alianza gobernante a nivel nacional, y pese a los esfuerzos de estos últimos tiempos por despegarse, el electorado le sigue pasando factura.

 

¿Por qué se fortalecen las fuerzas provinciales?

A priori, la respuesta parece bastante simple, en los momentos más difíciles, uno siempre va a golpear la puerta más cercana. Es que mientras los funcionarios nacionales pasan, los dirigentes provinciales quedan, son los que abren las puertas y siempre están dispuestos a mostrar la cara.

Esto también va marcando un camino hacia la construcción de una fuerza opositora a nivel nacional, aún no se establece de manera clara una fórmula que sea antagónica a Cambiemos, la propuesta de Alternativa Federal, con muchos nombres interesantes en danza, sigue madurando y en poco tiempo más deberá dar sus frutos.

Se trata de una construcción que, por primera vez, parece darse desde adentro hacia afuera, es decir desde las provincias hacia lo nacional.

Volviendo al eje, tampoco es novedad que el contexto social a nivel país está muy marcado por una fuerte crisis que se profundiza, donde los seis meses que había que esperar ya se transformaron en casi cuatro años y esa inflación que el propio Macri definió como el resultado de “la incapacidad para gobernar”, se devoró como Pac-Man la imagen positiva que hasta hace poco atrás todavía conservaba el Presidente, rompiendo la semana pasada su propio piso donde el saldo negativo es más que preocupante, según una encuesta del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP).

El salario que no alcanza, todas las semanas noticias sobre aumentos en productos y servicios (en especial los esenciales), la falta de políticas que tiendan a mejorar el bienestar de la comunidad, y la persistencia en una campaña del “odio” o “grieta”, que les sirvió para ganar en 2015 y durante los primeros años, pero que ya se agotó y agotó a la ciudadanía, su efecto se tornó contraproducente.

Las personas que años atrás ponían sus ojos en el Obelisco, hoy vuelven la mirada a lo local.

Es que cuando alguien realmente está mal, un Whats App, un estado de Facebook, o un spot amigable por Instagram no son suficientes… Por el contrario, es donde el encuentro, el contacto frente a frente, la mirada, el abrazo y el sentarse a dialogar compartiendo, por ejemplo, un mate, se transforman en la contención necesaria, porque sienten que están ahí cuando los necesitan, los sienten cerca.

Los memes sirvieron, las campañas del miedo también, pero ahora el electorado ya no quiere que le hablen de enemigos, de caballeros y brujas, necesita que le den respuestas concretas, soluciones, ya no hay tiempo para excusas…

 

El escenario misionero

Claramente, Misiones no es ajena a este contexto. Por el contrario, su posición geográfica y la falta de políticas nacionales específicas para provincias de frontera, en las que no sólo aún no llegan servicios fundamentales como la red gas, sino que además todo se encarece por transporte y flete, la transforman en una de las más vulnerables en el actual contexto país.

Es entonces donde el Frente Renovador se vuelve la alternativa más fuerte, continúa un proceso de consolidación que lo posiciona como una de las fuerzas provinciales de mayor representatividad a nivel nacional. Y esto, aclaro, no es obsecuencia ni condescendencia, es el reflejo de la actual coyuntura y que queda plasmado en las diferentes encuestas.

(Sólo para respaldar tal afirmación, la mayoría de los sondeos coinciden en que Hugo Passalacqua deja la gobernación con un 77% de imagen positiva, para encabezar la lista de diputados provinciales, mientras que los integrantes de la fórmula provincial Oscar Herrera Ahuad – Carlos Arce aparecen con una intención de voto que supera ampliamente el 50%).

Mientras que a nivel nacional no aparecen respuestas, la misma tendencia que se vio reflejada en Córdoba, Río Negro y Neuquén, crece en Misiones, donde la sociedad se abre al concepto de Misionerismo, que implementó  Carlos Rovira desde la conducción del partido provincial, y que ya no puede reducirse a una palabra o concepto propio de esa fuerza, sino que es –en todo caso-, la visión política que propone “al ser misionero como el eje de toda decisión del Estado”, apuntando a “la reafirmación de una identidad, de una soberanía local, por sobre todo interés individual o recetas foráneas”.

Ese concepto que se fue instalando de manera progresiva y sostenida, en el remanido contexto nacional, se comenzó a transformar en el espacio de contención del misionero.

En contrapartida, los referentes locales de Cambiemos continuaron con la imagen de la brecha, siendo un ejemplo la propia Convención Provincial de la UCR, que llevó hasta judicializar las decisiones partidarias, y el nombre de la fórmula provincial que responde al gobierno nacional pero que busca diferenciarse con un sutil “Juntos por el Cambio”.

Falta muy poco para el 2 de junio, ya comenzó la cuenta regresiva, el humor social se refleja en el plano electoral, y Misiones deberá resolver en las urnas esta encrucijada, pero por el momento parece ser que las cartas están echadas ¿será la novena?

En fin…

 

Norman Federico Ullrich

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