El método más usado para el robo de celulares es el arrebato en la vía pública, seguido del asalto a mano armada y el «pungueo», según empresas del sector.
Los robos de celulares, en muchos casos perpetrados con extrema violencia, se multiplican. A pesar de los recaudos que toman las personas al momento de transitar por la vía pública, la realidad es que la modalidad parece no tener límite. En las últimas semanas, el promedio diario de robos de equipos alcanzó las 7.200 denuncias. El fenómeno esconde un enorme «negocio» de reventa en el mercado ilegal, que es alimentado por los propios usuarios.
El dato estadístico fue proporcionado a Diario Popular por fuentes ligadas a empresas de telefonía móvil, las cuales dejaron en claro que, por hora, se roban casi 300 celulares en toda Argentina.
Un hecho que trascendió públicamente ocurrió luego de que la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) detuviera a un hombre de 51 años por el robo de un celular en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza. Tras la denuncia, los agentes revisaron las cámaras de videovigilancia e identificaron al principal sospechoso, que para entonces había abordado un avión que estaba próximo a partir rumbo a Madrid. Los agentes llamaron al número de la víctima y escucharon el tono de un teléfono proveniente de la mochila del pasajero. Así dieron con el dispositivo.
Las modalidades
De esta manera, el licenciado en Seguridad Pública, Luis Vicat alertó sobre una ola de robos de celulares y alegó que el método más usado para este tipo de ilícito es «el arrebato, seguido del robo a mano armada y el pungueo».
En este contexto, mostró su preocupación por la elevada cifra de 7.200 robos de celulares, aunque explicó que «existe una proyección mucho más alta».
«El celular es lo que más se roba y es un elemento que se lleva encima y equivale a lo que anteriormente era el reloj. El celular tiene de todo: reloj, redes sociales, WhatsApp, alarma y mucho más. Hoy, un celular barato no baja de los 10 mil pesos y un celular de gama media vale alrededor de 40 o 50 mil pesos», explicó Vicat.
Y, en diálogo con este medio, continuó: «Con muy poco esfuerzo, el delincuente se hace con algo fácil de robar y ocultar, también de descartar si el momento lo amerita. También es fácil para reducir, porque se reduce a la décima parte de su valor y de pronto, el delincuente se hizo con tres mil pesos en cinco minutos».
Se venden por redes sociales
«En muchos casos, esos celulares robados se venden en redes sociales como nuevos, inclusive con cajas adulteradas. También se roban celulares para comunicarse entre delincuentes. Por ejemplo, se usan para coordinar cobros de secuestros y demás. Luego se descartan», explicó el licenciado en Seguridad Pública, quien agregó: «El robo de celulares mediante el arrebato tiene tres características: la sorpresa, el temor y la rapidez. Estás en la calle, hablando por teléfono en la vereda, viene alguien; te pega un cachetazo; te saca el celular; dispara al aire y vos quedas en shock. Eso facilita el robo del celular».
Bajo esta línea, Vicat insistió en que los smartphones son objetos «muy factibles de ser robados: los malvivientes paran a alguien en la calle y roban el celular en cuestión de segundos».
«Si el celular es de alta gama y no lo quieren vender, van a una cueva, lo blanquean tecnológicamente y lo siguen usando ellos», lamentó al tiempo que, entre metáforas, reflexionó: «Todo el mundo sabe dónde están estas cuevas. Todo el mundo mira, pero nadie los ve».
Finalmente, Vicat concluyó: «Las redes sociales son otra boca de expendio de los materiales robados y son más peligrosas que las cuevas. En las redes sociales, hay ofertas interesantes de celulares de alta gama pero que se pagan al contado. Al otro día, el comprador va con la plata a tal lugar público y cuando se acerca al presunto vendedor, se arriman dos personas que, armados, roban el dinero y de paso el celular que lleva la víctima encima».
Fuente: Diario Popular