Agricultores del Paraje Tamanduá reclaman agua y arreglo del camino principal para no quedar aislados

El Paraje Tamanduá, de Aristóbulo del Valle, está conformado por numerosos agricultores y sigue creciendo al sumarse en los últimos dos años otros habitantes. Estas familias manifestaron varias problemáticas, entre las más importantes señalaron la falta de agua y las malas condiciones del camino de ingreso y egreso de la colonia.

Su único acceso al agua era a través del pozo perforado de la Escuela 493; pero por la capacidad del mismo y el crecimiento de la matrícula, sólo puede abastecer a la comunidad educativa. Sumado a que el arroyo Tamanduá del que se abastecían está seco, remarcaron los vecinos.

Más de 30 familias hicieron reclamos al Municipio «sin obtener respuestas», enfatizaron, ante lo cual se reunieron con el diputado Martín Sereno (Tierra, Techo y Trabajo), junto al militante Javier Bres, para manifestarle su preocupación porque «no podemos seguir viviendo sin agua».

El legislador presentó un proyecto solicitando una solución para garantizar ese derecho en Tamanduá y el acondicionamiento y arreglo del camino principal de acceso al Paraje, que actualmente deja aislada a la comunidad.

«Hay habitantes con 25 años de antigüedad que dan testimonios de las condiciones paupérrimas en las que viven, olvidados y con sus derechos vulnerados. Con respecto al agua, ya no les quedan vertientes para proveerse y la alternativa es trasladar el agua con carros y bueyes que recolectan de un arroyo cercano. Eso les sirve para la producción de alimentos y los animales; pero no es apto para consumo humano», explicó Sereno en los fundamentos de su iniciativa.

Colonos desatendidos por el Municipio
Una de las mujeres, María Beatriz Da Rosa hace 22 años que vive en el Paraje y refiere que en estos últimos dos, la preocupación por la escasez de agua es «desesperante». Ella, como algunas otras vecinas cuentan con un pequeño pozo artesanal de donde se proveen de agua; pero sólo alcanza para cocinar y deben tener extremo cuidado de no agotar esa pequeña reserva.

«En mi casa usamos un pocito a balde; pero es muy poca cantidad, y además de la comida, necesitamos agua para las cosas de la casa y mis tres hijos que van a la escuela. Todas las familias del Paraje necesitamos agua; pero hasta ahora no hubo respuesta y está pasando mucho tiempo», explicó.

Lamentó que «haya una falta de interés hacia las personas humildes, cuando todos necesitamos por igual porque somos gente trabajadora».

En el mismo sentido Mónica Schneider señaló que su esposo es pionero en esa colonia, y la falta de agua es un problema recurrente.

«La mayoría de los que vivimos en Tamanduá, nos sostenemos con la producción de las chacras y los animales para buscar un desarrollo; pero el agua es indispensable para las personas, los animales y las plantaciones. Y si a eso le agregamos los caminos en mal estado, es un suplicio que el gobierno no solucione. Pedimos que piensen en los colonos que trabajamos».

«Nos duele que nuestros hijos abandonen la chacra»

Antonio Zurakoski recordó que hace 25 años cuando llegó al Paraje, existía una vertiente, después se secó y no lograron que el municipio hiciera un pozo perforado.

«Para la producción de yerba, tabaco y mandioca y los animales, nos defendemos porque traemos del arroyo; pero también necesitamos para el consumo. Yo tengo un hijo de 20 años que se fue al pueblo porque sin agua no aguantaba seguir viviendo acá, y no es el único. Nos duele que nuestros jóvenes abandonen las chacras porque el gobierno, el intendente no se ocupa, no le importa el desarraigo de nuestros hijos por las condiciones básicas de las colonias», expresaron los vecinos.

«Hace cinco años que no entra una máquina municipal, es como no tener intendente; cuando llueve no podemos sacar la producción para vender. Es injusto porque pagamos nuestros impuestos y eso beneficia al municipio, y es responsabilidad de los gobernantes ocuparse de su pueblo», recalcaron.

Sereno coincidió en el reclamo al observar que la precariedad para entrar y salir del Paraje limita los ingresos económicos, la salud y cualquier otro tipo de urgencia que se presente. «El riesgo del camino se agrava cuando llueve, queda tan intransitable que las familias quedan aisladas», concluyó el diputado.