La orquesta de ska de Argentina, Dancing Mood convocó al encuentro de una noche ideal para hacer bailar a los cuerpos asistentes en el Complejo UMMA de Posadas, y hacia allí fueron las almas sedientas de buena música que ayude a dejar atrás las obligaciones laborales de entre semana y el contexto de crecientes complejidades en todo ámbito que obligan a remar cada vez más.
La pandemia que entre tantos males tuvo como uno de sus devastadores efectos la suspensión y prohibición de los eventos culturales abiertos al público, también sacudió a la costumbre de los recitales. En tiempos de aislamiento se sumaron cientos de noches de desear volver a la libertad de disfrutar de recitales en vivo y la sensación del contacto cercano con los artistas.
Quizás eso sea parte de una explicación que requiere una amplitud mayor sobre el actual auge de festivales y conciertos que agotan localidades en tiempo récord en todo el país.
Puntos de encuentro necesarios
En la capital de Misiones, el recital que brindó Dancing Mood el pasado sábado ayudó a recordar aquellos años de bohemia nocturna con recitales continuos en lugares como la extación de trenes, el club Unión o la Mexicana, y más cercano en el tiempo Dynamo bar, y el vigente pub La Bionda.
Actualmente el local de UMMA, ubicado en la avenida Maipú, fortalece su carácter de punto referencial para los grandes espectáculos en vivo, gracias a la suma de recitales en una nutrida agenda variada. Con pocos días de diferencia pasan por su escenario emblemas del heavy metal o el rock nacional y luego figuras de la cumbia tropical, por ejemplo, o se pasa de las fiestas ochenteras/noventeras con el recuerdo de la música en vinilo a los intensos ciclos con la adrenalina electrónica.
El escenario de Dancing Mood
Más allá de la amplia convocatoria que arrastra la orquesta instrumental nacida en diciembre de 1999 por iniciativa de Hugo Lobo, una de sus principales virtudes es la generación de un clima de celebración tribal, cuasi familiar, por la suma de rostros conocidos en décadas de compartir bailes y pogos, e incluso por el sentirse reflejado en la felicidad que transmiten los desconocidos en cada canción de la banda liderada por el querido trompetista.
La formación de 12 músicos ocupando el escenario, en la sobresalen al frente los vientos (trompeta, saxos, trombones, armónica y flauta traversa), apoyados en la consistencia creada por las guitarras, teclado, bajo y batería, vuela como un contundente bloque sonoro para empujar hasta a los más resistentes al baile en masa.
Formaron parte del repertorio ante el público posadeño las clásicas canciones “Police Woman”, “Take Five”, “On the Good Road”, “Ska Boss”, “Confucious”, y “Guns of Navarone”, entre otras
Además, Dancing Mood presentó su versión de la composición de tango “Adiós Nonino”, con mención al autor Astor Piazolla, pilar fundamental en la historia de la música nacional.
Cada momento en solitario en la que los músicos llevaron hacia los límites sus instrumentos fueron festejados por el público, con el siempre presente acompañamiento de palmas y gritos, principalmente en las intervenciones de Lobo.
Con el respeto ganado dentro del mundo del rock argento, Dancing Mood siempre se caracterizó por apostar a la exploración instrumental hacia diversos ritmos. Así, el proyecto musical, con amor a las denominadas “big band”, coquetea desde el reggae y el ska jamaiquino con diversos estilos, como el soul, la salsa, el tango y jazz.
Por ello, en su andar tocaron y grabaron con soltura junto a una gran cantidad de músicos y bandas del circuito nacional, como Attaque 77, Mimi Maura, Todos Tus Muertos, Turf, Viejas Locas, Intoxicados, Callejeros y Damas Gratis, entre otros.
En suelo misionero, tras casi dos horas de show, Dancing Mood se despidió acompañado por la ovación del público que luego al reencontrarse con el frío nocturno comenzó con su búsqueda de otros espacios donde continuar celebrando la magia de los necesarios momentos compartidos, como una especie de tribu suelta que se vuelve a adueñar de las calles para seguir dejando en el olvido aquellos tristes meses de solitarios aislamientos.