Las unidades productivas de la economía popular organizadas dentro del Movimiento Evita Misiones, y el espacio político Tierra, Techo y Trabajo siguen creciendo. Es el caso de «Dulces Pasteles», un emprendimiento cooperativo de panificados, creado por mujeres hace dos años en Villa Cabello, de Posadas. Al inicio cocinaban pan casero en un horno de barro, y a través del esfuerzo, la creatividad y perseverancia hoy tienen marca, local y reconocimiento por la calidad y variedad en sus sabores.
«Estas compañeras atravesaron todas las crisis que implica abrirse camino con una producción alimentaria desde abajo. Hoy se sienten orgullosas haciendo lo que les gusta, generando su propio sustento y puestos de trabajo, y ayudando a rescatar a otras familias de la pobreza. Nuestra presencia y compromiso son permanentes con todas las unidades productivas, así entendemos el crecimiento, unidos y con fortalecimiento porque estamos convencidos de que la economía popular es la salida», sostuvo el diputado Martín Sereno (Tierra, Techo y Trabajo), quien les entregó una amasadora industrial gestionado a través del Movimiento Evita, y días después hizo lo mismo con un horno convector para un emprendimiento de pre-pizzas en el barrio Prosol, de Posadas.
Yésica Pereyra es la encargada de «Dulces Pasteles», panadería 100% artesanal que comenzó como un proyecto de elaboración y venta de panes caseros casa por casa en la popular barriada.
«De esa manera intentamos durante un tiempo y no funcionaba como queríamos, entonces decidimos invertir en un curso para perfeccionarme y después enseñarle a mis compañeras. No fue fácil sobre todo porque las capacitaciones gastronómicas no son gratuitas; pero cuando me recibí de maestra panadera y pastelera pudimos avanzar y hoy contamos con mayor producción. Al principio vendíamos los panificados en los comercios cercanos y despensas del barrio, hasta que logramos alquilar un local», contó entusiasmada.
«Compartimos lo aprendido con otras compañeras»
Andrea Suárez, coincidió que al principio tenían una gran incertidumbre debido a que los panificados los hacían en una casa prestada, y eso les generaba inestabilidad para comercializar.
«Nos turnábamos para llevar nuestros elementos de trabajo, y en el ir y venir no perdíamos el entusiasmo. Por eso comenzamos a buscar un local para alquilar, y fue una decisión acertada porque ahora tenemos un espacio grande con cocina, baño, y todos los insumos en un solo lugar, y ahora con la felicidad de recibir un horno grande que es muy importante para nuestra tarea, ya que si bien en Dulces Pasteles buscamos que todo sea artesanal, con elaboración manual; también sabemos que es pesado amasar manualmente entre tres a diez kilos por día para hacer panes, pancitos, grisines, pre-pizza, masitas, facturas. Estamos muy agradecidas por la posibilidad de esta máquina», señaló Andrea.
Las integrantes de la pastelería remarcan todo el tiempo el esfuerzo que les insumió formarse y organizar el trabajo. «Buscamos superarnos y crecer entre todas. En mi caso lo que aprendí le transmito a mis compañeras. En el camino de formarme, mi profesor me dijo que encontré mi vocación y me inscribí en un concurso sobre hamburguesas. Obtuve el segundo lugar y fue la primera vez que participaba. Fue una hermosa experiencia en algo que nos gusta», subrayó Yésica.
En el grupo de trabajo donde también está un varón, tienen distintas tareas, ya que además de la elaboración, se ocupan del márketing de los productos, la presentación y promoción en eventos. «En ese sentido las redes sociales son muy importantes para mostrar lo que hacemos. Cuando vemos la salida que tienen en los negocios, o en fiestas, sentimos una gran satisfacción porque tienen nuestra esencia y la marca obviamente», enfatizaron orgullosas las trabajadoras.
Generar ingresos colectivamente
En «Dulces Pasteles», algunos productos se volvieron adictivos, porque los clientes piden todo el tiempo, y cuando en el equipo ven esa demanda, buscan elaborarlos con mayor creatividad; trabajan para proveer a fiestas o en fechas especiales como los días del padre, la madre, y suelen incrementan las ventas.
«Contamos con compañeras que no cobran el Potenciar y pudimos generar trabajo para ellas, por ejemplo en el área de empaquetado que es muy necesario», sostuvo.
Con respecto al Programa Potenciar Trabajo, todas lo destacan como un aporte que les permitió arrancar. «Gracias a ese beneficio pude capacitarme», dijo la repostera. A muchas les permitió independizarse, después de trabajar en actividades que no les agradaban totalmente. Ahora con el emprendimiento productivo «Dulces Pasteles», pueden invertir y dar empleo. «Cuando falta algún insumo colaboramos entre todas e invertimos para comprarlo, porque sabemos que finalmente todo vuelve a nosotras, y sin un patrón de por medio. Apostamos a seguir creciendo, sumar más trabajadores y pagarles bien».
Las ventas abarcan varios comercios, cuatro autoservicios, y kioscos; en algunos casos dejan productos en consignación, y están en la búsqueda de conseguir más proveedores.
También se ocupan de enseñar a compañeras de otros barrios con ganas de aprender, no sólo sobre panificados, sino acerca de cómo manejarse con la seguridad e higiene.
«Hace dos años no teníamos nada nuestro y hoy somos parte de Dulces Pasteles, y reconocen nuestra tarea. Somos personas agradecidas a nuestra organización y al diputado Martín Sereno que gestionó el horno que nos permitirá ampliar este trabajo que tanto nos gusta», expresaron las trabajadoras de la economía popular