No fue un excepcional partido de River, pero tuvo lo que le faltó en tantas ocasiones: contundencia. Y sobre todo, para pegar en momentos claves. Una vez que encontró la tranquilidad en la ventaja, se limitó a mantener la diferencia y dormir el partido, sabiendo que la jerarquía le permitiría, si tuviese la chance, liquidarlo.
Apenas comenzado el partido, un pifie del defensor banfileño le dejó mansita la pelota en el pecho a Lucas Beltrán, que pared de por medio con Pablo Solari, la cruzó con categoría para marcar el 1-0 a los 5′ de juego. 15 minutos después, se invirtió la fórmula: Solari aprovechó un desentendimiento defensivo, apoyó en el Vikingo, que se la devolvió para que el Pibe la ponga contra el palo.
Poco juego pero mucha efectividad del equipo de Martín Demichelis, que se encargó de explotar al máximo la poca garantía que su rival dio en el fondo. Pero pasada la mitad del primer tiempo, Banfield se acomodó, comenzó a crecer, y en consiguiente, a llegar al área rival. Milton Giménez y Brahian Alemán dieron los avisos con disparos que se fueron cerca, hasta que llegó el premio.
Robert Rojas quiso despejar de cabeza un centro pero le erró y la pelota le dio en el brazo. El VAR advirtió a Facundo Tello, quien la revisó y sancionó penal: Giménez la cruzó con una potencia tal que a pesar de que Armani le adivinó el palo, no logró contener el tiro. Así, se anticipaba un segundo tiempo emocionante y cerrado.
Pero apenas iniciado el complemento, River volvió a pegar para anticipar cualquier envión anímico y futbolístico de Banfield: a los 2′, Aliendro se la cedió a De la Cruz, y este habilitó a Nacho Fernández, quien tocó al medio para la definición de primera de Beltrán. Con ocho goles, el cordobés es el máximo goleador del Millonario en el torneo.
Demichelis supo corregir en el entretiempo, y antes de que sea tarde, lo que empezaba a ser un problema para su equipo: Banfield le ganaba el mediocampo. Por eso, para el ST sacó a Solari, decisivo en el resultado, y metió a Matías Kranevitter. Le salió a la perfección, porque en el complemento el Taladro no pudo repetir lo de los minutos finales del primer tiempo.
Claro, el tercer gol ayudó. Y desde allí el partido se planchó hasta que entrando en el pasaje final, Banfield se quedó con 10 por una plancha de Emanuel Insúa a González Pírez que Tello no vio pero sí el VAR. Y con los ingresos de Matías Suárez y Salomón Rondón, River solo necesitaba aproximarse al área para liquidar la historia. Y lo hizo Rondón de cabeza, en la última jugada: hace 13 partidos no convertía.
