Con un golazo de Messi de tiro libre y un grito de Thiago Almada, el seleccionado argentino se impuso en el Monumental.
Los goles tardaron en llegar pero a la fiesta de la Selección Argentina no le faltó nada. Además de shows, música, ovaciones y emociones, hubo fútbol, magía del mejor del mundo y triunfo del campeón: con un gol del juvenil Thiago Almada y otro de Lionel Messi de tiro libre, el conjunto albiceleste le ganó 2- 0 el amistoso a Panamá.
A tono con el emocionante show que se vivió en la previa, desde lo futbolístico la Selección también fue una exhibición encantadora. En el primer tiempo, más allá de los numerosos intentos, no pudo quebrar el cero. Hasta que el complemento se destrabó cuando Almada la empujó en el área a los 77 y La Pulga la clavó en el ángulo a los 88.
Como era de esperar, de movida el equipo orientado por Scaloni se adueñó de la posesión y arrancó la función de los volantes: Enzo Fernández, De Paul y Di María llevaron al equipo hacia adelante y en apenas tres minutos Messi ya había probado al arquero rival.
El próximo aviso del capitán llegó a los 16 minutos luego de una dura falta que le cometieron cerca del área. Después de unos momentos de preocupación, con una pincelada de zurda ejecutó el tiro libre y estrelló el cuero contra el palo.
El trámite continuó con Argentina protagonista, pero sin la fórmula para vencer la portería de José Guerra. La Pulga malogró un mano a mano y Enzo Fernández, desde afuera, hizo lucir al guardameta panameño.
Los campeones se fueron al descanso con el marcador en blanco y para el complemento Scaloni movió el banco: entraron Lautaro Martínez y Thiago Almada, dos que le dieron vida al ataque.
Fue justamente Almada, el ex Vélez Sarsfield, quien desbloqueó el cero después de un tiro libre de Messi que pegó en el poste y capturó en el área chica para empujarla al fondo de la red.
A los 88, Messi frotó la lámpara y clavó en el ángulo un tiro libre que terminó de ponerle el broche de oro a una fiesta inolvidable de los campeones del Mundo.
Argentina celebró también en el campo. Jugó con chapa de campeón y consiguió los goles después del descanso sin subestimar al rival, el contexto ni su título. Otro paso al frente del equipo de Lionel Scaloni. La fiesta fue perfecta.