“Con el equivalente a lo que vale un caramelo, por cada kilo de hoja verde, el productor yerbatero y su familia podrían tener una buena obra social, que es un reclamo de hace años”, señaló el diputado nacional Héctor “Cacho” Bárbaro (Pays-FdT), ante el gobernador Oscar Herrera Ahuad en una reunión para analizar el proyecto que busca posibilitar el acceso de más de ocho mil pequeños y medianos productores yerbateros a servicios de salud de calidad.
El proyecto para crear un fondo que sustente las demandas prestacionales de este importante grupo poblacional ya fue elevado a la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, a cargo de Matías Lestani, con quien Bárbaro también mantuvo una reunión la semana pasada. La decisión política de la dependencia nacional es clave, puesto que por la Ley de Creación del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), es el área encargada de poner en marcha la recaudación de la Tasa de Inspección y Fiscalización creada por el Art. 21 de la Ley 25.564, creando las normas que se requieran. En la misma línea, Bárbaro remitió la iniciativa al INYM y solicitó audiencia formal con el Directorio.
La propuesta establece tres vías posibles para recaudar los recursos que demandará el acceso de los productores yerbateros a un servicio de salud propio. La primera contempla el incremento de la referida Tasa en $ 2, actualizables según el precio oficial de la materia prima, con el descuento correspondiente al momento de la entrega del producto para productores hasta un máximo de 200 mil kilos anuales. La segunda alternativa propone un sistema de recaudación mixto, con un incremento de $ 1,50 (actualizables por inflación) en el costo de la Tasa, más el incremento de $ 0,50 en el costo de cada paquete de yerba mate en góndola, sistema que repartiría el esfuerzo entre el productor y el consumidor. Finalmente la tercera alternativa contempla un incremento del 2% en el precio de góndola, con un sistema de recaudación especial que posibilite la constitución de ese fondo.
Bárbaro refirió que el setenta por ciento de los productores entregan menos de 600 mil kilos de hoja verde por año según estadísticas del INYM. Por lo general, se desempeñan en el cultivo de las unidades productivas con su propia fuerza de trabajo y la de sus familias; el trabajo a la intemperie por años y años les genera un desgaste físico importante, lo que repercute en sus necesidades de acceso a buenos servicios de salud. Este mismo Instituto tomó nota de este reclamo hace tiempo, aunque no avanzó en la búsqueda de alternativas.
“Nosotros proponemos que sea el propio INYM el que administre el fondo por crearse con la condición de que les asegure acceso a una obra social a los pequeños y medianos productores. Y que sea el INYM el encargado de firmar los convenios con obras sociales existentes, gerenciadores de salud públicos o privados; prestadores de medicina prepaga y/u otro tipo de organización prevista en la Ley de Obras Sociales” agregó el autor de la iniciativa, descartando así cualquier especulación respecto del manejo de los recursos.
Finalmente, Bárbaro recordó que los pequeños y medianos productores de Yerba Mate son extremadamente solidarios con el pago de la Corresponsabilidad Gremial, que se descuenta automáticamente (más de tres pesos por kilo de hoja verde) pese a que la mitad de los tareferos siguen estando en negro y la recaudación le sirve a los grandes de la cadena para blanquear a su personal. “Ahora demandan la misma solidaridad para que se les reconozca un derecho básico a la salud”, remató.